Abierto y receptivo
Un día escuché a Michel Rojkind hablar sobre una práctica que ha transformado su vida: vivir abierto y receptivo.
Una práctica antigua y conocida, pero que no pude nombrar con tal claridad.
Ir por la vida abierto y receptivo es vivir con atención.
Es desarrollar nuestra percepción. Es afinar la antena que recibe la señal. Es observar los movimientos del engranaje del Gran Mecanismo. Es notar lo que sucede mientras sucede y, con esa información, decidir hacia adelante.
Vivir abiertos es la capacidad de escuchar más de lo que hablamos y se habla. De conceder al otro la oportunidad de tener la razón y aceptar una visión diferente para integrar nuevas perspectivas. De tener la humildad para reconocer cuando no sabemos. De hacer a un lado la soberbia para atrevernos a equivocarnos.
Vivir receptivos es una práctica que crea las condiciones internas y externas para recibir la señal. Es nuestra habilidad para no interferir con la transmisión y recibir el mensaje y su semilla en su estado más puro. De desapegarnos de la idea para no contaminarla. De recibir la experiencia como es, sin desear que sea diferente. De respetar que, en el acto creativo, no somos los únicos participando.
Solo son dos palabras: abierto y receptivo.
Abiertos a recibir.
Cada una podría ser un Momento de Tranquilidad, porque lo verdaderamente difícil es abrirnos a lo que no sabemos que estamos cerrados. Y recibir lo que necesitamos, pero no sabemos que nos hace falta.
Abrir es descubrir. Abrir es aprender. Abrir es expansión.
Recibir es soltar. Recibir es aceptar. Recibir es integrar.
Es una forma de caminar y abrirnos el camino. Con absoluta confianza, fe y esperanza en las señales que, una tras otra, nos confirman que todo sucede para nosotros, no en contra de nosotros.
Te mantienes atento y abierto; de pronto, recibes la semilla de la primera señal. Con paciencia la riegas, le das aire y espacio. Confías y esperas. Tu práctica te mantiene atento y abierto hasta que llega la siguiente: riegas, das aire, espacio y esperas. Llega la siguiente y todo se conecta de formas incomprensibles e incomunicables para la mente humana.
Imagínate que es julio de 2022…
Para el safari familiar, invitación de tus padres, escogiste una casa en Kenia por la foto de un Baobab frente al mar. Algo adentro de ti te llamaba con tanta fuerza que, aunque era desconocida, no podías negar que era un llamado de verdad. Intentaste dejarlo pasar, pero soñabas con esa casa, con ese árbol y con un mensaje por recibir.
Presentaste la idea a tu familia y todos aceptaron, no por el árbol, sino porque es una construcción indescriptible frente al mar.
En marzo de 2023 iniciaron el viaje de México a Kenia. Después de 30 horas para llegar, te presentas ante el Baobab con el respeto que merece un gran sabio y viejo amigo.
Con solo seís días para descubrir la razón del llamado, orquestas un encuentro bajo el Baobab con aliados psilocibios, en noche de luna llena frente al mar. Te cuenta su historia y te invita a descubrir la intensidad de la paciencia, misma que se repetiría dos años después con el nacimiento de tu primer hijo, porque será el mayor testimonio de amor que podrás darle.
A punto de terminar, en la última canción recibes una visión:
Un maestro, un camino por la selva y un llamado.
Lo integras y lo vives en tu mundo interno. Pasan los días y no dejas de pensar en la visión. ¿Qué rol tiene este maestro si lo has visto una vez en tu vida? ¿Por qué se siente como un río interno a punto de desbordarse? ¿Por qué en la profundidad y oscuridad de la selva?
Recién recibida la lección de la paciencia, la riegas, das aire y espacio más allá del ritmo habitual de tu prisa interna. Pasas el viaje aprendiendo de los animales y el ciclo de la vida. Abierto y receptivo, señal tras señal, con atención observas que en la naturaleza ya están todas las respuestas que buscamos. Los japoneses lo confirman con el martín pescador y el tren bala.
Decidiste no actuar y que la semilla corriera su curso natural.
Al aterrizar en México, quitas el modo avión de tu celular y, entre tus mensajes, recibes una invitación…
Un primer mensaje del maestro.
Un camino a la selva.
Un llamado ante ti.
Te preguntas: ¿cómo es esto posible? Él no sabe. Nadie lo sabe. Es imposible.
Quieres racionalizar la situación porque no puedes procesarla. Te asusta la claridad y el nivel de precisión de la señal. Te resistes a creer que el lenguaje de Dios, a través de la precisión quirúrgica del Gran Mecanismo, sea tan personalizado.
Es tu miedo a encontrarte contigo mismo.
Los puntos se conectan misteriosamente y sin explicación alguna: Una foto —> Una casa —> Un Baobab —> Unos aliados —> Un mensaje —> Un maestro con un camino y un llamado —> Una invitación a encontrarte con tu ser.
De México a África y al Amazonas.
Recuerdas que vivir abierto es descubrir, es aprendizaje, es expansión. Y vivir receptivo es soltar, aceptar e integrar.
Aceptas la invitación sin saber a dónde te llevará, porque sabes que el camino sabe más de ti que tú mismo.
Te vas al Amazonas, pero no vas solo. Te acompaña una guerrera que encarna la valentía de un gladiador romano y el instinto maternal de una sabia y gran abuela. Con ella la vida te enseña una vez más, que lo más importante no es el camino ni el destino, sino quien te acompaña.
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Es 1 de agosto de 2025, han pasado dos años.
El maestro es ahora tu hermano del camino. Su caminar es una fuente de admiración, inspiración y transformación para ti. No te enseña con su palabra poética y llena de sabiduría, te enseña con la única forma de enseñar: su ejemplo.
El maestro viene y va. Aparece y desaparece. Habla poco, pero comunica mucho. Te inspira tanto que te vuelves torpe en su presencia. Te equivocas y te preocupa qué pensará de ti. Porque sí, su opinión de ti es muy importante, no porque te interese apantallarlo; lo que quieres es aprender del camino.
En cada encuentro te sorprende su constante y profunda evolución. Va a un ritmo que ni a tu velocidad comprendes, no lo ves posible todavía. No le interesa que sepan su nombre. No le interesa el reconocimiento. No le interesa la fama ni el poder ni la mirada exterior. No le interesa nada que viene de afuera, porque por dentro ya es.
No te reconoce con las palabras que quieres escuchar para sentir que estás ganando su respeto y admiración. El maestro te sirve como lo necesitas, poniendo tu vocación frente a ti para ver si te atreves a abrir las alas, alzar el vuelo y encontrarte con la totalidad de tu ser.
El maestro es un banco.
Es un banco, porque cuando la fuerza y tempestad de la tormenta llegan anunciando la noche oscura del alma, su entrega incondicional, su compromiso inquebrantable y su empatía genuina están ahí para sentarte, sostenerte y darte fuerza al iluminar la oscuridad en el encuentro más significativo de tu vida.
Y por encima de todo, no busca convencerte de nada. Te inspira con la verdad que camina al mostrarte que tu vida es tu testimonio y el maestro es uno mismo.
Conectas los puntos hacia atrás… y después de un dietado amazónico, cientos de Momentos de Tranquilidad, tres entregas del Camino de la Mente al Corazón, los nombramientos heroicos, míticos y mitológicos de aquel al que llaman Búho, y muchas experiencias más… haber seguido la señal y el llamado de un Baobab ha sido una de las mejores decisiones de tu vida.
Vivir abierto y receptivo es alinear tu atención a tu intención.
Aprendamos a leer las señales para vivir la vida con ojos de escribirla. Para descubrir y seguir el llamado del corazón, y hacer de la vida un acto creativo para co-crear(te) con el Universo.
¿Cuál será la primer señal que recibas hoy?
The Untethered Soul: The Journey Beyond Yourself, Michael Singer
¿Cómo afinar la antena?
¿Cómo identificar la señal?
¿Qué hacer cuando la recibes?
The Untethered Soul: The Journey Beyond Yourself (La Liberación del Alma: El Viaje Más Allá de Ti) de Michal Singer, es un libro que he regalado a más de 40 personas.
Es un yogui que construyó un imperio de billones de dólares, integrando el dinero a su práctica espiritual.
Sus libros han marcado un antes y un después en mi forma de relacionarme con el principio de realidad, en la comprensión de que el mundo está puesto, y que, para aprender a descifrar las señales, debemos atrevernos experimentar la rendición para desbloquearnos y recibir lo que viene en camino.
Si no sabes por dónde empezar, esta es la señal que estabas esperando.
Abierto y receptivo! Manos a la obra, Muchas gracias por compartir.
Sabes inspirar con cada “Momento de Tranquilidad”, hermano. “Abiertos y receptivos”, la vida nos llena de regalos y de sueños no soñados. ¡Que seamos siempre así! Y me uno a tu sugerencia: “La liberación del alma” de Michael Singer es un libro lleno de luz, libertad y verdad. Un gran portal. 🦉🌟