La Prisa Interna: No Corras al Encuentro Contigo Mismo
Es viernes y el canto vivo de la naturaleza me despierta.
Hoy es día de ayuno. De profundidad. De caminar de la mente al corazón.
Un día para parar, encontrar claridad y conectarnos a la intención que nos trajo a este momento, aquí y ahora.
Una noche que, en su oscuridad, traerá la medicina que limpiará la vida desde adentro para inventarnos a nosotros mismos.
Salgo de mi cuarto al encuentro con mis hermanos para escuchar la sabiduría e historias del artesano de la palabra y narrador del Gran Mecanismo: Don Búho.
Pero no camino al encuentro, voy corriendo.
Me detengo y me pregunto:
“¿Por qué estoy corriendo?”
No voy tarde. Nadie me persigue. Pero si no avanzo rápido, siento que me estoy quedando atrás.
El Búho no ha hablado y ya pienso en las dinámicas del día, en el círculo ceremonial, en el encuentro de la noche.
No he terminado de asimilar una idea y ya estoy en la siguiente. Y así sucesivamente… hasta que me pierdo.
Siento cómo la prisa interna me invade el pecho y respiro superficialmente. Si no estoy haciendo algo, parece que no estoy haciendo nada.
Voy de ninguna parte a ningún lado.
Me obligo a caminar. A sentir el peso de mi cuerpo en cada paso y hundir mis pies en la tierra. Llegaré en el tiempo que me tome. Y lo haré respirando profundamente.
No para llegar más rápido, sino para llegar presente.
En mi caminar presente y sin prisa, me acuerdo de lo que Gandalf decía a Frodo:
“Un mago nunca llega tarde, ni pronto: llega exactamente cuando se lo propone.”
¿Cómo se ve un día sin prisa interna? ¿Cómo se siente vivir al ritmo de la paciencia y confianza del guerrero mago?
Sin mi mente contando los días que me quedan antes de viajar y dejar de ver a Mateo, en lugar de gozar cuando estoy con él.
Sin escribir un Momento de Tranquilidad pensando en la siguiente entrega.
Sin atropellarme los dedos porque quiero escribir más rápido para maximizar el valor de cada minuto de mi día.
La prisa interna es parte de mi vida. Tengo tanta energía que la tengo que liberar del sistema, y lo hago enfocándome en la ejecución de los actos creativos que me llegan en reposo.
El problema es que, con la prisa interna, me olvido de gozar lo que estoy haciendo mientras lo hago. Me pierdo en el torbellino de mi propia actividad por vivir en un mundo de acción inmediata.
No he terminado de llegar y ya estoy con un pie en el siguiente destino.
Finalmente se escondió el sol y llegó el momento de “tomar una copita de nosotros mismos” como dice mi gran hermano Guacamayo, Don Pepe.
Sumergido en la oscuridad de la noche y en la medicina de los cantos celestiales de los Guacamayos, Turpiales y Ruiseñores, siento el efecto de la prisa interna en cada célula del cuerpo.
Una urgencia de algo que no sé ni qué es.
Mis hermanos, afrontando el supremo acto de coraje de caminar hacia uno mismo. Las aves, cantando desde y al corazón. Y yo no puedo parar para deleitarme con las 10,000 horas e iteraciones que suceden frente a mí.
Me cuesta estar para gozar.
Me cuesta parar para disfrutar.
Me cuesta ser en lugar de hacer.
Puedo parar como un acto creativo que da claridad, orden y dirección a lo realmente importante. Pero no para estar, sin buscar un resultado que se sienta como progreso y crecimiento.
Los cantos celestiales limpian las visiones y surgen las revelaciones.
Si no trasciendo e integro la prisa interna:
Me pierdo la belleza del instante que no regresa y se esfuma para siempre.
Me olvido de disfrutar lo que hago mientras lo hago.
Viviré en la búsqueda de un “llegar a”, en lugar de sembrarme en la presencia del “estar en”.
Estaré atrapado en la tormenta de mi propio movimiento.
Viviré con un pie en el futuro, porque pareciera que el lugar que habito no está completo.
Me cuestiono las ventajas de la prisa interna: el enfoque y la ejecución que hacen posible esta noche junto a mis hermanos, caminando al corazón.
¿Cómo me mantengo aquí sin prisa interna?
Viviendo sin prisa, pero sin pausa.
Lo importante no es “llegar a”, es “estar en”.
La prisa no tiene sentido. Y cuando algo no tiene sentido, carece de entusiasmo. Y el entusiasmo lo no hace fácil, pero lo hace posible con la total entrega de tu ser.
Como dice Alfonso Ruiz Soto:
“Cuando una persona no comprende el beneficio, no realiza el esfuerzo. Pero cuando una persona comprende el beneficio, realiza el esfuerzo y el esfuerzo se transforma en entusiasmo. La vida se vive con entusiasmo y no con esfuerzo.”
La prisa interna me estorba porque voy de paso en paso… sin estar en el paso mismo.
Si continúo viviendo desde la prisa, viviré en un estado constante de anticipación. Creyendo que la vida empieza más adelante y no aquí, donde sucede.
Ahora descubriré cómo vivir sin prisa, pero sin pausa. Haciendo sin correr. Desde la paciencia, que es confianza absoluta en lo que es.
Moviéndome con propósito y no por miedo.
Porque la prisa interna es miedo. Y la paciencia es confianza.
El camino no es más lento ni más rápido. El camino es más presente.
No se puede llegar con prisa al encuentro que tu alma y espíritu han deseado tantos años: el encuentro contigo mismo.
Y si me atrevo a caminar, tal vez recuerde que ya estoy donde tengo que estar.
— 🪶
Música | Meditación: Alan Watts - The Unspekable World
Esta canción - pensamiento me la compartió mi gran hermano Águila,
.Es una pieza con una melodía emocional que se transforma en una meditación con la sabiduría de Alan Watts.
Me lleve dos pensamientos clave:
“But you know if you talk all the time, you will never hear what anybody else has to say. And therefore, all you’ll have to talk about is your own conversation”
“Lao-Tzu said, “The five colors make a man blind; the five tones make a man deaf.” Because if you can only see five colors, you're blind. And if you can only hear five tones in music, you're deaf.”
Leerte resuena en mi mente como un eco y algo tan común con mi actuar, me he fulminado tanto corriendo y tratando de estar en el siguiente momento que cada vez que logro estar más presente se siente un triunfo y mejor aun: se siente tan bien!!!, ya no hay culpa ni ansiedad al 1000, y cada vez menos estoy corriendo, prefiero caminar y detenerme, estar aquí y presente!! gracias Miguel!! abrazo...