¡Hoy cumplo 150 Momentos de Tranquilidad!…
Lo celebro haciendo lo que más me gusta: contando historias.
La que viene es heroica.
Empieza con la muerte haciéndose presente y termina con preguntas para cuestionarte quién es el que decide en tu vida y en tu empresa.
Al final, te comparto una invaluable historia de transformación personal de un hermano del camino.
Valoro y agradezco profundamente tu atención.
¿Como vas a medir tu vida?
En medio de una persecución en carretera a más de 170 km/h en sentido contrario con una llanta reventada, esquivando coches, rozando el muro de contención y escapando de cuatro sicarios con armas largas, hubo una pausa.
En la ráfaga de balazos, el tiempo se detuvo y escuché el silencio interno.
Un silencio tan puro, que por dentro escuchaba los latidos del corazón de un hombre que sabe que está a punto de morir.
Me escondí bajo el volante. Cerré los ojos. Vi a mis padres, mis hermanos, mi sobrina y mi amada. Sentí mi vida pasar. Pedí perdón, agradecí y me despedí.
—“¿Cómo vas a medir tu vida?”, escuché a una voz decirme desde adentro.
No pude responderme a mí mismo.
Sentí pena, vergüenza y frustración de desperdiciar privilegios que no honré.
No encontré una acción tan significativa que destaque frente a la muerte. Construí mi vida para la mirada exterior y me di cuenta cuando pudo ser demasiado tarde.
—“No hice nada con mi vida”, me respondí mientras la decepción se manifestó en unas cuantas lágrimas.
Llegó a mi mente una frase de Clayton M. Christensen.
“Don’t worry about the level of individual prominence you have achieved, worry about the people you have helped become better people, so that in the end your life will be judged like a success.”
Una sensación interna me dijo que había llegado nuestro momento. Escuché llantas derrapar, hombres gritar y armas cortando cartucho. Enfoqué mi mirada en la de mi querido amigo, Luis. Asentamos con la cabeza diciendo todo sin decir nada y nos dijimos adiós.
Minutos después estábamos a salvo. Nos rescató un gran hombre al que no le importó arriesgar su vida por la nuestra.
A través de ese héroe que mantendré anónimo, la vida nos dio un invaluable regalo: una segunda oportunidad.
En su casa nos abrazamos para celebrar la vida como camaradas que sobreviven una guerra, sin saber que una parte de nosotros murió para dar espacio a lo debía nacer.
Y sin hacerlo intencionalmente ese día miré la vida con ojos de escribirla.
Abierto y receptivo recibí la señal y reescribí la historia con un significado heroico, mítico y mitológico.
— “Si sobreviví fue por algo grandioso para mí, y no pararé hasta descubrirlo, entregarme a ello y regalarlo al mundo.”
Recuerdo el lugar exacto donde me hice esa promesa y me la repetí durante toda la noche hasta que pude dormir. Desde entonces, es un mantra al que regreso cuando quiero pasar de la arena a la tribuna.
Cuando tienes la muerte cerca, sientes la vida como nunca antes y, como dice mi hermano el lince rojo, Thiago Ramos: “sentir es vida y cuando sientes la vida, no la quieres dejar ir”.
Y esa experiencia tuvo consecuencias. Empezó con un ajuste interno para rediseñar mi vida, porque ya sabía que en cualquier momento me voy.
Me volví intencional. Cada relación, decisión, viaje, experiencia y negocio debe ir alineado a una intención. El uso de mi tiempo se convirtió en algo sagrado.
¿Qué propósito tiene esto para mí? ¿Cómo puedo aportar valor? ¿Cómo puedo crecer a través de esto?
Los siguientes meses me cuestioné todo. Mis hábitos, alimentación, atención y enfoque, mi rol en mis amistades, proyectos y en las empresas de la familia, especialmente en Metrópoli.
Hablé con mi papá, queriendo bajarme del barco buscando otro destino. Había dinero, no había propósito. Para mí era un no negociable, no podía seguir sin tener un propósito más grande que la empresa. Ya no se trata de la mirada exterior a la interior, es de la mirada interior a la exterior.
Me quedé, tomamos acción y junto a mi hermano, Daniel Marcos, pusimos en palabras el propósito de tres generaciones: “Asegurar Momentos de Tranquilidad”.
Los puntos se empezaron a conectar: sobreviví para, como tercera generación, dar todo de mí para que esta empresa escale a su máximo nivel. De vender seguros a vender tranquilidad.
Me obsesioné con la idea. Estudié a los que iban más adelante que nosotros. Empecé a verlos en todos lados. Escuchaba su nombre aquí y allá. Mis ideas estaban enfocadas en crecer sin techo. Crecer y escalar, crecer y escalar.
Una estrategia tras otra dimos dirección al propósito de la empresa y, también, una decisión tras otra, se creó un distanciamiento con mis socios en lo que para mí era el mejor momento de la empresa en los últimos años.
Llegó en un momento en que, por la falta de alineación, creí no caber y durante varios meses me cuestioné mi salida. En mi entusiasmo de aportar, innovar e intraemprender, no pude observar y comprender qué estaba haciendo mal.
A la par estaba viviendo una reinvención personal. En 2018, di los primeros pasos de un camino en el que me destruí para reconstruirme. Tres años después, esta experiencia cercana a la muerte lo reforzó: tenía que encontrar el sentido de mi vida.
Atravesé todo tipo de procesos de sanación e integración sumamente desafiantes que me llevaron más allá de mis límites. Descubrí lugares internos que no sabía que existían. Fui a donde duele. Amé donde duele. Perdoné donde duele. Hasta que me atreví a comprometerme y elegirme a mí mismo.
En estas experiencias comprendí que en la empresa yo era dos personas. El niño con el deseo incesante de ser reconocido por su padre y el adulto esclavizado a los deseos del niño.
Las decisiones estratégicas y el futuro de una empresa eran tomadas por las heridas de la infancia de un niño de 8 años.
El adulto creía que quería escalar a ser el bróker más importante de México, porque en la mente del niño ese era el único camino para merecer el reconocimiento de su padre.
¿Cuántos niños, heridos e inseguros, deciden el futuro de una empresa?
Piensa detenidamente: ¿Cuántas de tus decisiones son realmente tuyas, del adulto consciente y cuántas son del niño vulnerable que habita adentro de ti?
Y, lo más importante, ¿Reconoces cuáles de tus decisiones nacen de tus miedos y carencias infantiles ignoradas y no resueltas por tanto tiempo?
No conozco una persona que no tenga una Huella de Abandono.
(Si tú la conoces, preséntamela porque está iluminada.)
Todos tenemos fuerzas invisibles que operan creando patrones de conducta mecánicos y reactivos con una profundidad psicológica que pasa totalmente desapercibida para la mayoría de las personas.
La Huella de Abandono afecta y condiciona la cosmovisión de una persona, impacta en todo y cada uno de los procesos de su vida. No es un proceso aislado, es la columna vertebral sobre la que construimos nuestra vida.
No sabemos por qué somos como somos y asumimos que no podemos cambiar o, peor aún, que es muy tarde para hacerlo. Y poco a poco, normalizamos una mediocre calidad de vida interna: sin curiosidad, sin aprendizaje, sin apertura, sin plenitud, sin nuevas experiencias y sin una verdadera realización personal.
Hacemos sin ser y somos sin hacer.
Cuando comprendí esto, mi relación con el propósito de la empresa se transformó. Ahora el enfoque de mis aportaciones y estrategias mejora constantemente. La empresa ya no es un vehículo para la validación de un niño herido.
Asegurar Momentos de Tranquilidad es un propósito para despertar e impulsar el potencial de cada persona para construir un legado que trasciende. Se trata de dejar huella, de inspirar con el ejemplo, de crecer juntos, de jugar al largo plazo, de ser una tribu imparable que piensa distinto para servir mejor.
Y el día en que el niño agradeció, honró y reconoció a su padre, se hizo a un lado para dejar al adulto construir el sueño.
Después decidí renunciar al reconocimiento y la vida no para de darme oportunidades para lograrlo. Ahora, si el reconocimiento no llega, no es una susceptibilidad, es la vida esculpiéndome y haciendo su trabajo conmigo, y yo con ella.
Mientras escribo esto, reconozco que también me compliqué la existencia porque, desde ese silencio interno, me tomé la vida demasiado en serio. Ahora le estoy bajando dos rayitas para descubrir la intensidad del equilibrio.
Y en esa intensidad ser intencional no solo en lo que hago, sino también en la persona que quiero ser.
Javier Morodo | Más allá de la medalla: las verdaderas lecciones de un Ironman 70.3
Sin este hombre, Momentos de Tranquilidad no existiría.
Cuando conocí a
en octubre del 2022, era el Rockstar del Dinero.Quise saber quién era este personaje. Lo vibré, lo sentí y lo invité a Cracks Mastermind.
tuvo la gran visión de juntarnos en el mismo círculo — consejo. (Siempre agradecido, hermano.)En ese momento inició unas de la relaciones más valiosas de mi vida.
Tiempo después, nuestro hermano Luigi Adame, me dijo: “tú no estarías donde estás sin él y él no estaría donde está sin ti”.
No por estar encima de nadie, sino por la transformación compartida.
Solo puedo hablar por mi: sin Javier, Momentos de Tranquilidad no existiría. En está práctica descubrí mi mundo interno, transformé mi autoconcepto y, lo más importante, me elegí a mi mismo.
Con Daniel Marcos nació la idea y con Javier me comprometí a hacerlo público.
Un Iron Man 70.3 y 150 Momentos de Tranquilidad después, celebro la vida de un gran hombre. Esposo. Padre. Hijo. Líder. Y para mí, hermano del camino.
En enero del 2023 era inconcebible para Javier una vida sin las tentaciones de la fiesta y el alcohol. Tampoco podía soltar su identidad como Rockstar del Dinero.
Pero lo hizo.
Creó Wealth Mastery para transformar nuestra relación con el dinero y con nosotros mismos.
Lidera la comunidad de Revolución de la Riqueza con más de 700 personas activas.
Opera Revolution Capital para democratizar las inversiones.
Mantiene dos podcasts en el top 15 de negocios.
Fundó Wealth Club para aprender a invertir en el futuro.
Ahora es un Iron Man y más…
Y lo más importante, no es eso.
Lo verdaderamente importante fue el coraje.
De recuperar su salud.
De inspirar a su madre con su ejemplo.
De transformar la relación con su padre (QEPD).
De comprometerse con Luz, Iker, Lu y Xavi a renacer en el amor de la familia.
Lo comparto porque te respeto, te admiro y te amo hermano.
Cuando eres testigo en primera fila de una transformación como esta, es una historia que merece ser contada, porque la humanidad evoluciona en las historias que nos inspiran a ir más allá de nuestros límites.
Querido Águila, vuelvo al abrazo de aquella noche de Maloca, en La Gran Batalla, y a esa persona que alguna vez te dijo: “Tu misión en la vida es hacer una familia”.
Que tu amor por Luz siempre te recuerde que la oscuridad no se combate, sino que se ilumina.
Si quieres aprender de responsabilidad, compromiso, disciplina y mentalidad para prepararte en 6 meses para un Iron Man o lo que sea que consideres inalcanzable… escucha sus reflexiones aquí:
Aprendamos a celebrar los logros del otro como si fueran propios.
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Felicidades, tú también nos has inspirado a muchos. Te amo!!!
Felicidades Partner abrazo grande por muchos años mas de Momentos de Tranquilidad y que sigas ayudando e inspirando a tanta gente, te admiro mucho.