El 3 de marzo de 2023, hice público "Momentos de Tranquilidad", gracias al impulso de Javier. Sin planearlo, el Gran Mecanismo lo invitó a compartir su camino hacia la libertad al escribir el post de aniversario. Ayer, 29 de febrero, terminó de escribir lo que vivió el 29 de enero.
Gracias, gracias, gracias a los que me han acompañado en esta aventura. Este es un camino con mucho corazón.
Hoy vas a leer un testimonio del camino más difícil para el hombre: el camino de la mente al corazón.
Es el camino de transformación de un gran hombre, un gran hermano y un gran maestro:
.La historia de un hombre que decidió bajar al polvo, sudor y sangre de la arena para observarse sin filtros y descubrir lo que más le duele, resignificar el trauma de su pasado en las historias heredadas que más daño le han causado y perdonarse por las incongruencias que lo aprisionaron, obligándolo a vivir en un infierno del que no podía escapar. Así, en este hermoso y profundo trabajo que nos abre el corazón y reta al cuerpo, la mente, el alma y el espíritu, logró alcanzar su libertad, como el Águila que emprende un vuelo hacia la Luz de la verdad.
Nuestra hermandad ha sido una gran ceremonia: en momentos, durísima, tocando infiernos que parecían no tener salida, pero en otros momentos, cósmica, conectando con la divinidad interior. Lo que vive en nuestro espíritu es la intención de afilar y esculpir al otro para ayudarlo a descubrirse, integrarse y trascender a su siguiente nivel.
Gracias hermano, por impulsarme a caminar en coherencia con las oportunidades que me has dado para navegar mis mayores miedos y resignificarlos en mi camino a seguir para entregarme a los deseos de mi alma. Gracias por ayudarme a creer en el poder de mi palabra para hacer público "Momentos de Tranquilidad". Descubrirme en la escritura esta cambiando mi vida, gracias por darle aire al vuelo de este movimiento y acompañarme a la selva a honrar mi llamado. Gracias desde el fondo de mi alma.
Pero mucho más importante, GRACIAS por lo que te he visto hacer por ti.
Gracias por tu inolvidable y admirable trabajo del que he sido testigo los últimos 15 meses. Gracias por amar a tus hijos por encima de todo, por cambiar su historia y regalarles (y regalarte) una nueva posibilidad y un nuevo futuro en el camino de la coherencia. Gracias por recordar que el fuego de la Luz está en tu familia y que basta con entregarte al amor de Luz, tu gran maestra. Gracias por sanar a tu familia y por ser el héroe que termina con una maldición generacional. Gracias por liderar con el corazón, por tu servicio y por inspirarnos a tomar el camino de la mente al corazón.
Tengo tatuado en el alma el abrazo en las lágrimas de tu liberación y el nacimiento del Halcón; agradezco profundamente a quien sea que comande esta Gran Obra y este Gran Misterio por caminar junto a ti.
Inspirar al otro a evolucionar y transformarse en un mejor ser humano es lo más difícil que podemos lograr, gracias.
Hermano Águila, sigamos compartiendo este vuelo de la transformación en mejores seres humanos en el que vamos volando en la verdad, camino a la libertad…, y el mundo lo agradece.
🪶🧙🏼♂️
🦅 La Gran Batalla -
Toda gran obra y toda gran historia tienen tres grandes enemigos: el enemigo externo, el enemigo interno y el enemigo íntimo.
El enemigo externo es siempre el más fácil de identificar. Son los grandes villanos de las películas: el Guasón, Darth Vader, Scar.
El enemigo interno es más difícil de reconocer; pero lo puedes encontrar si te observas con atención. El enemigo interno suele ser alguien muy cercano al personaje principal. Su padre, madre, tío, hermano… No es coincidencia que Darth Vader sea el padre de Luke Skywalker y que Scar sea el tío de Simba.
Pero el enemigo más importante es el íntimo. El enemigo íntimo vive dentro del personaje principal. El enemigo íntimo es su conflicto interno, su lucha del héroe, sus dudas y miedos, y también, su llamado a la transformación. El enemigo íntimo es la duda de Simba, su sentido de culpa ante la muerte de su padre y la falta de confianza en sí mismo para reclamar el trono que legítimamente le pertenece.
Las grandes obras tienen personajes a la altura de la historia. Personajes histriónicos, dignos de la mitología y de las grandes películas de Hollywood. A una gran causa le merecen enemigos a la altura de las circunstancias. Enemigos que hagan que la batalla valga la pena, que vistan la historia, que la resalten y que por encima de todo, enaltezcan la evolución y la transformación del héroe. Cuanto más grandes, más poderosos y fuertes sean los villanos, más épicas son las historias.
Así como pasa en las historias, de la misma forma sucede en nuestras vidas. Nuestra vida no es más que “nuestra gran obra”. Vivimos nuestra propia película.
Los últimos dos años he estado inmerso en un camino profundo de introspección y transformación. Buscando mi propósito, regresando a mi esencia, reconciliándome con el niño que vive dentro de mí, tratando de ser un mejor ser humano y, sobre todo, buscando la felicidad.
Mis enemigos externos me han ayudado a iniciar este viaje. Travesía que llevaba ignorando por mucho tiempo. Ese llamado a la gran batalla, ese llamado a la acción ha sido gracias a ellos.
Mis enemigos internos han sido más difíciles de percibir y comprender. Me han causado sentimientos encontrados; he sentido culpa de observarlos con este lente, pero finalmente he sentido también mucha compasión por ellos. Los he aceptado y los he perdonado. En mi caso son mis padres.
Creo que probablemente ese sea el caso de la gran mayoría de las personas. Paradójicamente, al perdonarlos a ellos, me he perdonado a mí. Ellos viven dentro de mí, yo soy parte de ellos. Qué ironía y qué fuerte realidad ahora que yo soy padre también. Tal vez ese sea el gran regalo de la paternidad, darles a nuestros hijos una razón más para tener su llamado a la transformación. Los grandes enemigos también son nuestros grandes maestros.
Pero el enemigo íntimo es el reto más duro y complicado. El más sigiloso, audaz y poderoso. El enemigo íntimo somos nosotros mismos. Son nuestros miedos, nuestras inseguridades, nuestras debilidades, nuestras sombras, nuestro ego.
Mientras escribo esto, estoy en un retiro espiritual en la selva guiado por Don José Campos y Pepe Ramos, dietando con plantas de poder, en silencio y ayunando. Un retiro organizado con mucho amor por mi querido amigo Miguel Guillén, a quien ahora llamo el halcón hechicero, ya que es un gran mago que viene descubriendo su propio camino.
Dice Naval Ravikant que si quieres conocer tu nivel de felicidad, estés sentado por 30 minutos sin hacer nada y veas cómo te sientes. Este retiro es llevar esa idea al extremo.
Estas condiciones verdaderamente te confrontan con tu alma. He sentido pánico, ansiedad, incomodidad extrema y muchos otros sentimientos retadores. Pero también he sentido amor, gratitud, éxtasis. Qué gran paradoja es la vida.
Este proceso me ha permitido ver y observar uno a uno a mi gran enemigo íntimo: mi ego, mi soberbia, mi necesidad de poder. Mi incapacidad de observar lo volubles que somos, la falacia del control que es una simple ilusión.
En este retiro finalmente acepté que soy alcohólico. No puedo controlar el alcohol, el alcohol me controla a mi. Soy un “alcohólico funcional”, lo que sea que quiera decir eso. Creo que somos los peores, al ser “funcionales” nos “permite” ser alcohólicos toda la vida, ya que tal vez nunca toquemos fondo. Qué pesadilla.
La mayoría de mis problemas tienen que ver con el alcohol. Las discusiones en casa, mi incongruencia, mi estado de ánimo, mis tropiezos, mi ansiedad, mi miedo, mi falta de energía y productividad, mis problemas de salud, mi apatía e indiferencia, mi falta de disciplina, mis exabruptos. Mi falta de compasión, mi soberbia, mi vergüenza, mi inconsciencia y mi falta de amor propio.
Pero no olvidemos a nuestro querido e íntimo amigo: el ego. Este “avatar” que hemos creado, esta armadura que “pensamos” que nos protege, pero que muchas veces es nuestro enemigo justamente. Este ego que piensa que todo lo puede, que no somos parte de la estadística, que no necesitamos ayuda, que nosotros podemos más. Que los clichés y las reflexiones de los grandes filósofos no nos aplican. Vaya que si estabas equivocado, querido ego.
Mi padre fue alcohólico, mi abuelo fue alcohólico, mi tío fue alcohólico. Todos ellos murieron jóvenes y trágicamente gracias a su alcoholismo. ¿Cuántas señales más necesitaba?
En este retiro he podido observar mi propio infierno. Un infierno creado por mí mismo. Por mi incapacidad de observar la realidad, pura y dura. Una jaula que yo mismo he creado y reforzado gracias a mi pasado, genética y condicionamientos sociales. Si no cambio, voy a morir, y si no muero, voy a ser miserable, voy a vivir arrepentido toda la vida por haber sabido y no haber podido.
Ese arrepentimiento es el peor infierno. El arrepentimiento de desperdiciar todo el potencial, todas las posibilidades; por estar enjaulado en una adicción que me hace tanto daño. Aún peor, el arrepentimiento de haber perpetuado esta maldición hacia mis hijos y verlos sufrir lo que yo he sufrido. Prefiero morir que vivir esa historia.
Lo más fuerte y poderoso de estos procesos es que lo que se ve, no se puede “des-ver”. Yo ya sé qué pasa en mi historia, nadie me lo contó, yo lo viví.
Todos tenemos un alcohólico dentro, una adicción. Probablemente para muchos no sea el alcohol. Tal vez sea el control, tal vez sea la codependencia, tal vez el miedo que te paraliza, tal vez alguna otra sustancia.
Realmente no importa cuál sea. Lo que importa es que la descubras, que la hagas consciente y que tengas el coraje de trascenderla para salir del infierno. Ahí está el camino del héroe. Si no lo haces, vivirás enjaulado para siempre.
Liberarnos de los condicionamientos es la verdadera libertad, es nuestra misión en la vida y nuestro camino de la mente al corazón. Todos tenemos la llave de la jaula; simplemente hemos olvidado dónde está guardada.
De la mano de este gran reto que tengo por delante, vienen otros muy importantes. Reconciliarme conmigo mismo. Perdonarme a mí mismo y pedir perdón a la gente a mi alrededor a la que he lastimado. Esto también lo haré por ellos y con ellos.
El 21 de enero, sin saberlo, tomé mi última gota de alcohol. Después de 39 años de vida, 25 años de relación con el alcohol y dos intensos años de introspección, hoy confronto este gran reto y asumo mi responsabilidad dentro de esta gran batalla. No será fácil, ya que es un gran enemigo, pero la causa y el propósito son mucho mayores. Nunca hay que vencerse ante la grandeza del amor.
Decía Steve Jobs que solo puedes conectar los sucesos de la vida en retrospectiva. Tenía razón, hoy todo hace sentido; agradezco a mis grandes enemigos ya que me han dado el mejor regalo. Una vida digna por la cual luchar, una causa justa que me inspira a ser mejor, a reforzar mi amor propio, a ser un ejemplo para mi familia, para mis amigos, para mi comunidad y, a través de ello, a SER.
La magia que estás buscando se encuentra en el trabajo que estás evitando.
¡Qué comience la gran batalla!
Sin saberlo en el momento, esta fue mi última gota de alcohol. El Gran Mecanismo claramente lo sabía, por eso estaba presente.
💭 Something to think about
Aquel al que le tocan la puerta cuando está dormido se levantará molesto, pero cuando la abra y vea la luz del sol, entenderá por qué se tenía que despertar.
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La selva y las plantas de poder: este increíble artículo es una detallada explicación del proceso que se vive en una dieta amazónica.
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Flaco! Wow, te admiro, los admiro a los dos. A seguir en este gran camino, los quiero!!!
Qué grandes! Gracias por inspirar ✨🦅🧙♂️