Hermano, ya sabes para qué sirven los planes, ¿no? ¡Para cambiarlos! Eso sí, querían aventura y tuvieron aventuras. Y lo mejor de todo: las lecciones del desapego y la impermanencia. ¡Qué más que eso! 🦉🪶💨
Hola Miguel. Eso que viviste es una experiencia para ti, pero hay muchas personas que viven al día. Por ejemplo, una madre hace lo posible por hacer comida para alimentar a sus hijos, y lo hace con lo que le alcanza, o lo que tiene a la mano.
Al final agradece a la vida porque este día pudo alimentar a su familia.
El problema con los demás es que nos hemos acostumbrado a lujos, comodidades, a servicios y cuando ocurren esas cosas, creemos que son una señal de unión, de hermandad como lo mencionas.
Y lo que para ti fue una experiencia única, para otros es una vida de lucha diaria.
Con esto quiero decir que, debemos agradecer aún más, y evitar quejarnos e incluso hacer comentarios de esa prueba de vida, porque hay quien realmente esta superando pruebas de vida y no recibe aplausos.
Hola Francisco, gracias por traer tu perspectiva y por ponerme a pensar.
Tienes razón: lo que para mí fue nuevo, para muchos es la vida diaria.
Reconozco que mi camino nace del esfuerzo de mis padres que me dieron la oportunidad de elegir. Y también, que pueda elegir no significa que deba dejar de vivir lo que la vida pone en mi camino.
No creo que las experiencias se invaliden porque otros vivan realidades más duras. No hay vida fácil: cada una tiene sus pruebas, distintas en forma pero iguales en fondo. Y cada experiencia, la diaria o la extraordinaria, revela lo mismo a quien sabe verla: una oportunidad para agradecer y no dar nada por sentado.
El centro de lo compartido no es pintarme como héroe, sino mostrar cómo la naturaleza nos confrontó, destruyó lo construido y, al mismo tiempo, nos unió en principios humanos (valores de Burning Man) que trascienden religiones, creencias y fronteras.
Lo impactante fue ver a miles de personas reconstruir en horas una "ciudad" arrasada, sosteniéndose solo en el espíritu humano y en la voluntad de servir al otro.
De experiencias así regresas con "los pies en la tierra, la mirada en el cielo y las manos en el trabajo".
Hermano, ya sabes para qué sirven los planes, ¿no? ¡Para cambiarlos! Eso sí, querían aventura y tuvieron aventuras. Y lo mejor de todo: las lecciones del desapego y la impermanencia. ¡Qué más que eso! 🦉🪶💨
El mundo, como siempre, está puesto!
Hola Miguel. Eso que viviste es una experiencia para ti, pero hay muchas personas que viven al día. Por ejemplo, una madre hace lo posible por hacer comida para alimentar a sus hijos, y lo hace con lo que le alcanza, o lo que tiene a la mano.
Al final agradece a la vida porque este día pudo alimentar a su familia.
El problema con los demás es que nos hemos acostumbrado a lujos, comodidades, a servicios y cuando ocurren esas cosas, creemos que son una señal de unión, de hermandad como lo mencionas.
Y lo que para ti fue una experiencia única, para otros es una vida de lucha diaria.
Con esto quiero decir que, debemos agradecer aún más, y evitar quejarnos e incluso hacer comentarios de esa prueba de vida, porque hay quien realmente esta superando pruebas de vida y no recibe aplausos.
Te mando un fuerte abrazo.
Hola Francisco, gracias por traer tu perspectiva y por ponerme a pensar.
Tienes razón: lo que para mí fue nuevo, para muchos es la vida diaria.
Reconozco que mi camino nace del esfuerzo de mis padres que me dieron la oportunidad de elegir. Y también, que pueda elegir no significa que deba dejar de vivir lo que la vida pone en mi camino.
No creo que las experiencias se invaliden porque otros vivan realidades más duras. No hay vida fácil: cada una tiene sus pruebas, distintas en forma pero iguales en fondo. Y cada experiencia, la diaria o la extraordinaria, revela lo mismo a quien sabe verla: una oportunidad para agradecer y no dar nada por sentado.
El centro de lo compartido no es pintarme como héroe, sino mostrar cómo la naturaleza nos confrontó, destruyó lo construido y, al mismo tiempo, nos unió en principios humanos (valores de Burning Man) que trascienden religiones, creencias y fronteras.
Lo impactante fue ver a miles de personas reconstruir en horas una "ciudad" arrasada, sosteniéndose solo en el espíritu humano y en la voluntad de servir al otro.
De experiencias así regresas con "los pies en la tierra, la mirada en el cielo y las manos en el trabajo".
Un gran abrazo.