📚 6 minutos de tranquilidad
En noviembre de 2022 conocí a Pepe Ramos en una de las experiencias más retadoras, inefables y expansivas que he vivido. Después de la magia que experimenté ese fin de semana, regresé sabiendo que me había cruzado con el alma de un gran abuelo encarnado en quien ahora es un maestro y un hermano 8 años mayor que yo.
Por algún acomodo de flujos del Gran Misterio, Pepe decidió invitarme a dietar con él y su amado maestro, Don José Campos, al Amazonas. Ese hermoso y profundo trabajo para los pendientes del alma ha sido uno de los dos regalos más sagrados que me ha dado la vida.
Lo que nunca olvidaré es lo que vi en Pepe todos los días durante nuestra aventura en la profundidad de la selva; la presencia, entrega, respeto y gratitud con las que practica su sagrado llamado. No puedes verlo, experimentarlo y vivirlo sin sentirte inspirado a transformar la presencia, observación, entrega y agradecimiento que traes a tu trabajo. Recuerdo que, mientras el gran músico, Daniel Ruíz, cantaba “vamos a agradecer, la verdadera disciplina se practica con placer…”, Pepe se entregaba con el corazón en la mano y en la oscuridad de la selva al servicio de los que confiamos en su poder.
No tengo palabras que hagan justicia a lo que representa tener tan cerca a Pepe. Es un gran maestro y un gran espíritu que predica con el ejemplo en un camino de coherencia y libertad para llegar al ser.
Deseo profundamente que tu camino alguna vez se cruce con el de suyo y puedas ser tocado por la magia de su sabiduría, su llamado y su libertad.
🐼 Ser Tú Mismo - Pepe Ramos
Vaya paradoja (o parajoda) que, siendo mi área de práctica el llamado “desarrollo humano”, me haya sido una verdadera proeza poder encontrar un “momento de tranquilidad” con el nivel de presencia suficiente para escribir estas líneas. Me justifico un poco en el hecho de que, además de ser un humanito buscando cómo encontrarle o, más bien, darle sentido a esto de la vida y todo lo que ello implica, desde hace un año y ocho meses soy papá de un bebé que poco a poco se incorpora en esa misma bella faena. Un dato que será relevante para lo que hoy te escribo.
Desde este ejercicio de sinceridad con el que comencé, también te confieso que, al hacerlo, experimento una cierta inseguridad. He podido leer buena parte de lo que nuestro querido Miguel y sus amigos han compartido, y me da miedo ser el colado con la flauta desafinada que entra, como “el borras”, a ensuciar lo que va haciendo una orquesta de primer nivel tocando la de “Titanic”. Pero es también esa emoción la que me inspira lo que hoy mi corazón quiere expresarte. Una sensación que me comunica bastante, porque como alguien me dijo un día: “los sentimientos son chismosos”, nos dicen mucho de quién somos y dónde estamos en este momento, pero hay que aprender a escucharlos, que no es otra cosa que escucharnos.
Es justo desde ese punto que me parece inicia el camino del propio sentido y de nuestra sanación. Y es que, el permanecer en esa sordera nos enferma porque si se mantiene por mucho tiempo, será nuestro ser el que nos “grite” a través de alteraciones en la mente y el cuerpo que algo no va bien, que algo requiere nuestra atención. El camino de la vida es, entonces, un periplo para poder sanar esa falta de conexión con nosotros mismos.
Lo anterior lo voy corroborando en mi trabajo, donde tengo la fortuna y el honor de poder acompañar a otras personas en su proceso de desarrollo de conciencia, iniciando justo con eso, con la reconexión, porque solo te puedes desarrollar si estás presente en tu propia vida, si de verdad te estás habitando.
Esta sanación radica en que, como canta Alonso del Río en una de sus grandes canciones: “El abismo”, vayamos venciendo con amor ese “monstruo del olvido”, olvido de quién somos y de quién fuimos. Ardua tarea que implica poder descubrir todo aquello que ha sido y sigue siendo introyectado en nuestro proceso de “formación” (o deformación) vía la familia, la escuela y la sociedad en la que nos toca vivir.
¿Recuerdas ese sentimiento de inseguridad de hace cuatro párrafos? Bueno, es también esa voz interna, ese juez interno que tanto nos critica, al que hay que empezar a desenmarañar. Juicios que son o fueron emitidos (o entendidos) desde las voces de quienes les dimos o les damos autoridad, pero que hoy seguimos perpetuando inconscientemente, aunque muchas veces ya no estén presentes.
He podido ser testigo de cómo, cuando vamos callando estos juicios, es cuando lo que realmente somos empieza a hablarnos y a emerger, y aunque suene un tanto cursi, el común denominador que me he ido encontrando en todas y todos quienes emprendemos ese viaje sin retorno, es que somos amor que se manifiesta de millones de formas, tantas como las que vemos en la naturaleza de la que somos parte.
Hace unos días, tuve el gustazo de haber sido invitado (en parte, por los buenos oficios de Miguelón) al gran podcast de otro tipazo,
, titulado: “Revolución de la Riqueza”. Fue curioso, porque como estarás pensando si eres uno de sus muchos oyentes frecuentes, mi perfil no pareciera cuadrar con el de las grandes mentes y personalidades que le han acompañado; pero en su maestría para conducir su espacio, me hizo una pregunta que me parece viene bastante al caso traer a este escrito.Mi estimado Javier, después de que ya habíamos hablado de esos hábitos que en lo personal me han dado mucho, que me son importantísimos y que van quedando en el departamento de la “inversión en uno mismo”, me preguntó cuál era la inversión más importante que yo había realizado. En un microsegundo, pasé de inventarme un “chistecín” sobre una gran compra de dólares en el 93, a lo que en realidad, mi corazón, con su voz característica que ya mejor escucho para no andar purgando tan fuerte, me pidió expresara:
Mi mayor inversión está en poner todo lo que soy, toda mi vida, toda mi experiencia y todo mi amor en el servicio al otro.
Sé que no es un enunciado muy sexy para quien busca un consejo al estilo de Buffet, Jobs o Kiyosaki, pero creo que en estos tiempos de individualismos en los que nos hemos alienado, poniendo muros de todo tipo en pos de una supuesta “seguridad” y de narrativas de éxito basadas en la competencia y en ser mejor (por no decir más) que los demás, es fundamental “actualizar el software” e ir regresando la vista a lo más esencial. A recordar que formamos parte de un complicadísimo organismo de interrelaciones donde, al igual que en nuestro cuerpo, si una de sus partes tiene un problema, con el tiempo, todo el ser puede enfermar o incluso morir, y por el contrario, si todo funciona bien, se experimenta el muy anhelado estado de bienestar.
Si estas líneas no te parecieran suficientes para “venderte la idea”, te aseguro que esta inversión siempre te conviene. ¡Vaya, incluso en los negocios! Afortunadamente, cada día veo a más empresarias y empresarios conscientes (como Miguel o Tuti) que han comprobado que invertir en el bienestar de su gente de manera individual (no como “recursos humanos”) fortalece y expande sus propias visiones.
En lo personal, me he dado cuenta de que con mis propios “talentos y gracias” me divierto un rato, pero es en la experiencia del otro donde más crezco; en cada persona, hay universos para explorarme, algo que podría traducir como “sucursales de mi felicidad”. Es decir, en cada persona que sigue genuinamente su vocación y que florece, y encuentra su “súper poder” (citando a “Po” de la película Kung Fu Panda: “ser tú mismo es tu verdadero súper poder”, referencia que me da algo de pena porque veo que en general aquí citan a pura eminencia), encuentro una oportunidad para sorprenderme, conocerme, recrearme y maravillarme.
Desde ahí le he dado sentido a mi vida, permitiéndome florecer con todo lo que soy, para recrear e inspirar a quienes me lo permiten para que hagan lo propio; no desde la competencia o la necesidad de ser “más que el otro”, sino desde la cooperación, para que entre todos podamos jugar y disfrutar en este bello jardín que compartimos y cocreamos.
Finalmente, regreso a ese dato que dije sería relevante en el primer párrafo: mi reciente paternidad, la cual describo como el proceso iniciático más poderoso, bello, desafiante y transformador que he vivido, con la fortuna de estar muy bien acompañado por mi hermosa esposa, Irán, a quien admiro y agradezco por todo lo que hace para la construcción amorosa de nuestro hogar y la crianza de nuestros hijos. Suceso que, con la bendición del Gran Misterio, nuestro querido Miguel y su bella Karla también están a punto de vivir, y que dará nacimiento a un hermoso ser y, con él, a una bella familia.
Esa oportunidad de vivir a plenitud la paternidad, el poder dar calidad y cantidad de tiempo a mi hijo desde su primer aliento, ha constituido la “mejor mejor” (sí, lo puse dos veces) de mis inversiones. La que no solo espero nos ahorre dolores de cabeza en la adolescencia (pecando de optimista), sino que desde hoy ensancha y toca mi corazón de maneras profundas.
En Demian (así se llama mi bebé), también veo y abrazo a mi niño interno, y en ese “regalo de la presencia” que le doy a mi hijo y que, repito, también me estoy dando, tengo el lujo y la dicha de compartir su primera risa, su primera palabra (que, por cierto, fue “gracias”), sus primeros juegos y “monerías”, sus primeros pasos, abrazos, caídas y cicatrices, en fin, cada evento que va forjando lo que lo llevará a ser un humano en búsqueda de darle sentido a la vida. Para él, para Irka, para el hijo de Miguel y para todos los niños que ya están y vienen en camino, es que también hago la otra “mejor inversión”.
Y con esto cierro estas letras, con el deseo, rezo e invitación para que tú y cada persona que me lea (en especial las que siguen este espacio y que sé, son líderes en distintos campos) se permitan reconectar con su corazón, cultivar sus sagrados vínculos y darse tiempo para disfrutar de sus familias (las de sangre y las que elijan). Para compartirse con los más jóvenes y escuchar la experiencia de los más viejos (o menos jóvenes, porque como decía mi abuelita: “viejos los cerros y reverdecen”), y para que, como en una “cadena de favores”, puedan también florecer e invertir todo el amor que son en su vocación, inspirando a su gran mundo de relaciones. Recordando siempre, que como decía el tío Ben (otra referencia que me ruboriza), que “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
Gracias por leerme y a Miguel por este hermoso regalo.
P.D. Mi esposa ya me está diciendo que mi “momento de tranquilidad” duró lo suficiente como para haber escrito un tratado de veinte páginas, jajaja.
💭 Something to think about..
En cada persona que sigue genuinamente su vocación, que florece y encuentra su súper poder; encuentro una oportunidad para sorprenderme, conocerme, recrearme y maravillarme.
- Pepe Ramos
🎧 Ayahuasca y Visión - Pepe Ramos
Con los pies en la tierra, con la mirada en el cielo y con las manos en el trabajo.
Necesitaríamos un libro para que Pepe nos pueda compartir sobre su llamado y el despertar de un curandero con la medicina de la selva. Esta entrevista es una probadita de su caminar, de las preguntas que se hizo, de la curiosidad que lo ha guiado y la cosmovisión de vida que tiene después de más de una década en este bellísimo servicio.
Para Pepe la Ayahuasca es el Gran Misterio y los misterios existen para ser descubiertos no para ser resueltos. No es una planta alucinógena, es una planta visionaria porque “te permite ver tu realidad micro-cósmica y macro-cósmica”, es una expansión de la percepción de tu propia vida. Ahora ves lo que antes estaba frente a ti, pero antes no podías ver.
Este trabajo te permite hacer consciencia de que un día te vas a morir, y en ese momento, tu relación con el todo cambia. Te das la oportunidad de ir a resolver los pendientes del alma y descubrir qué tan cómodo te sientes en tu propia piel. No se trata de lo que tomas, se trata de lo que haces con los regalos de la medicina.
Es un camino de humildad al que entras como testigo sin saber a lo que vas, pero dispuesto aprender algunas cosas tras darte una probadita de ti mismo. La medicina es una herramienta sagrada, una tecnología del espíritu y debe verse como una herramienta que nos acerque al ser.
Con la herramienta que sea, conócete a ti mismo porque desde ti tomas decisiones, amas, sirves a los demás, trabajas y creas relaciones. Habita en ti y dentro de ti, explora el universo que hay en tu interior. Habítate de forma presente, no te ausentes de ti mismo. Habitando en ti, te ves en el otro y creas conexiones más profundas e íntimas.
- Pepe Ramos
Conoce más de Pepe en:
Entrevista Ayahuasca Behind The Scenes con Paola Ambrosi
Les compartiré la entrevista de Pepe en Revolución de la Riqueza cuando este disponible.
Graaan escrito querido Pepe!!! Gracias por compartir!
Hermosas palabras. El amor siempre es la respuesta. Bendiciones universales! 🙏🏼🙏🏽🙏🏾