📚 8 minutos de tranquilidad. Acompáñame al viaje que me quito el miedo a ser papá.
Lo siguiente es un resumen de cómo se han conectado los puntos en los últimos tres años. Si vas a compartir esto conmigo, te recomiendo abrir la mente que vamos a tirar unas cuantas máscaras.
❤️🔥 Las Alas del Amor
El 11 de julio, mi esposa me reveló lo que cambiaría el resto de nuestras vidas: viene un alma en camino, mitad ella y mitad yo para, ahora sí, crear nuestra propia familia y vivir la iniciación más importante de todas.
En la semana
, me preguntó: "¿Cuál es tu miedo más grande de ser papá?". Dejé la pregunta entrar mientras escuchaba con toda mi presencia y observaba qué se movía adentro sabiendo que la respuesta es un reflejo de cómo voy a ejercer mi paternidad. Pero, contrario a lo esperado, en el día y momento que respondí, y mientras escribo esto, no hay miedo. Hay expansión, amor, integración, observación, presencia, intención y propósito, pero no hay espacio para el miedo cuando lo transformas en amor.Antes, el sentimiento no fue el mismo. Durante más de 1 año evadí las pláticas de empezar una familia, disfracé el miedo con falta de tiempo, viajes, compromisos personales, profesionales y sociales, y una serie de pretextos de por qué nuestra relación no estaba lista para que seamos tres y tendríamos que olvidarnos de la vida que estábamos disfrutando vivir. El miedo a ser papá era tan grande que me nubló la vista; no tenía idea de cómo ver a través de él ni de dónde venía.
El universo funciona de formas que no necesitamos entender ni explicar, y los puntos solo se conectan hacia atrás, mientras solo podemos vivir hacia adelante, confiando que en el futuro estos puntos se van a conectar y habrá valido la pena.
Por eso debo regresar al 31 de marzo del 2021 cuando, junto a un querido amigo, nos tocó vivir un intento de secuestro por tres sicarios con armas largas, de los que pudimos escapar manejando en sentido contrario en la carretera, esquivando coches, haciendo llamadas y tomando medidas extremas. El instinto de supervivencia nos llevó a operar como equipo SWAT, y obvio, rezando a Dios que pudiéramos vivir para contarlo. Se nos ponchó una llanta, lo que implicaba que nuestro escape se vería limitado por la vida de la llanta, hasta que encontramos una patrulla de federales y decidimos confiar en que no nos iban a entregar. Muertos de miedo, con la camioneta sin llanta y con la suspensión desecha, escuchamos 10 balazos de un arma larga. Nos volteamos a ver con una mirada que significa el gran final, nos despedimos, nos agachamos y en ese momento vi mi vida pasar mientras quedó frente a mí lo realmente importante: mi familia, mi esposa y una pregunta que me marcaría para siempre ¿qué hiciste con tu vida?
Atravesábamos el momento más aterrador y escalofriante cuando llegó la ayuda divina, disfrazada de la inmensa valentía de otro amigo muy querido. Gracias a él, pudimos escapar y vivir para contarlo.
Esa noche no dormí por analizar momento por momento y confirmar que sobrevivimos por algo más grande que nosotros mismos, por una intervención divina y no había explicación lógica en la serie de eventos que tuvieron que pasar para que así fuera. Dios y el universo se hicieron presentes, y son testigos del pacto sagrado que hice conmigo mismo esa noche que cambió el resto de mi vida. “Voy a descubrir mi propósito, vivirlo y honrarlo para que esta segunda oportunidad valga la pena. No me voy a morir sin descubrir por qué vine a este mundo”.
Hay pocas experiencias en la vida que nos pueden enseñar tanto y que, resignificándolas y trabajándolas desde la energía, frecuencia y visión correcta, podemos transformarlas en lo mejor que nos ha pasado.
Death is a great teacher, but who lives with that level of awareness?
Con el tiempo, entendí esta experiencia como un regalo de lo divino: ver pasar nuestra vida y estar cerca de la muerte. Pero al poco tiempo se manifestó el precio a pagar: el estrés post traumático. Los ataques de pánico eran momentos en los que me desconectaba de este plano. Todo se convertía en oscuridad, escuchaba voces y veía sombras durante un minuto, para luego regresar sin recordar nada de lo sucedido. Al principio ocurría una vez al mes, luego dos veces, hasta que un día me sucedió cinco veces en un solo día y entendí que tenía que tomar acción.
Decidí tres cosas:
Voy a vivir siempre atravesando el miedo, por más difícil que sea, o no podré descubrir mi propósito y el por qué me dieron una segunda oportunidad.
No iba a ser una víctima de esa circunstancia. La vida es una decisión, no una condición.
No iba a tomar ningún antidepresivo o fármaco hecho por el hombre.
Siempre he ido en contra del victimismo porque es un acto del más alto egoísmo. En este acto, nos ponemos en el centro para deslindarnos de toda responsabilidad, quejándonos, envenenándonos y contaminando a los demás, mientras esperamos que dejen de vivir su vida para que empiecen a arreglar la nuestra por nosotros.
Dos meses después del regalo divino, descubrí a Michael Pollan, el autor del libro “How To Change Your Mind: What the New Science of Psychedelics Teaches Us About Consciousness, Dying, Addiction, Depression, and Transcendence”. El título era una luz de esperanza de la naturaleza para dejar atrás estos episodios de estrés post traumático que me estaban consumiendo por dentro.
El libro me dejó una semilla: la posibilidad de discernir y resignificar TODA mi historia. Existe una nueva posibilidad de experimentar mi propia vida desde una perspectiva nueva, liberado de las creencias que heredé sin cuestionar y que no son propias; liberado de mis miedos y las limitaciones autoimpuestas; liberado de las heridas que, sin darnos cuenta, nos marcan y nos hacen vivir en piloto automático; liberado del "qué dirán", renaciendo en la aceptación de mi autenticidad; liberando mis relaciones con la aceptación total de las personas que amo por como son y no por como yo quiero que sean; liberado del pasado y del futuro para vivir firme y consciente en el presente, y así conectarme con la sabiduría del yo superior. Y lo más importante: realizar un hermoso trabajo. Sí, es un trabajo privilegiado en comunión con la naturaleza, que es la máxima aliada en tu sanación e integración personal. Sin embargo, vivimos en un mundo en el que no hay privilegio sin responsabilidad. Por ello, debemos honrar lo aprendido, y eso empieza siendo un mejor humano en esta tierra.
Los puntos se conectaron rápidamente: a los tres meses de leer el libro, conocí a Claudio Schlegel, quien me presentó al “Tío Rich”, que a su vez me presentó a José Casas. A través de él conocí a Paola Ambrosi, José Arce y Pepe Ramos. Ellos cuatro se transformaron en mis maestros en el camino de la mente al corazón, guiándome junto con la sabiduría de las plantas sagradas.
En mi limitada experiencia, ahora entiendo que lo único seguro de este trabajo es que la medicina —como la llamarás después de sanarte— no nos va a mostrar lo que pedimos, sino lo que nuestro corazón necesita, no importa qué tan desconectado estés de ti mismo. Podría pensar que, entre más desconectado estés de ti, más duro será tu trabajo, pero también será más sanador y hermoso.
En mi primer ceremonia, me preparé más que nadie (muy necesitado de reconocimiento) y creí que por eso tendría un viaje que me mostraría por qué vine a este mundo, por qué me dieron una segunda oportunidad y, finalmente, todo lo vivido, lo no vivido, lo expresado, lo guardado, lo compartido, lo hermoso y lo duro de mi vida haría sentido y tomaría las decisiones necesarias para cumplir mi propósito. Pero no, la visión no es el propósito del viaje. Mi experiencia consistió en la reconciliación y aceptación total con uno de mis dos hermanos que, aunque no estábamos peleados, éramos distantes porque, desde mi lado, siempre hubo necesidad de cambiarlo a mi manera. Sentí su dolor, sentí el daño que mi oscuridad le causó y que mi juicio provocó en él. Al día siguiente, hablé con él, le hablé desde el corazón y le pedí perdón, nos abrazamos como nunca, lloramos y me puse al servicio de su corazón. Al enfocarme en querer cambiarlo, dejé de ver la otra cara de su moneda, la que está llena de amor, generosidad y compasión, misma que hoy sigo descubriendo porque esto no es magia y es un trabajo que todos los días empieza desde cero.
¿Y cómo se conecta esto con la paternidad?
El mejor momento para trabajar en nosotros mismos es cuando estamos en un gran momento, no cuando estamos rotos en un grito de ayuda. Construir sobre algo roto es tapar un hoyo; construir sobre una base sólida nos permite elevarnos al siguiente nivel de nuestro "higher self".
Una semana antes de lo que les voy a contar, mi esposa y yo, viviendo un gran momento de pareja, escogimos que, cuando llegara nuestro momento, llamaríamos a nuestra hija María Regina.
En ese gran momento, la vida preparó todo: me dio la oportunidad, el lugar y el espacio para llevarme a una nueva ceremonia donde conocería a Pepe Ramos y todo cambiaría. En la integración -la ceremonia de verdad- siempre estuve acompañado y guiado por José Arce y José Casas; fue como meterle esteroides a lo que estaba construyendo. Lo importante ya no era ser el más preparado, ya no competía con nadie; mi única métrica era dar mi máximo esfuerzo cada día.
Y así, el 2 de noviembre del año pasado, después de tomar la vid del alma (Ayahuasca) y navegar bajo la guía de Karla y Pepe, entré en una danza oscura y amorosa, realista y visionaria, fugaz y eterna. En otra dimensión, caminé hacia el miedo, caminé hacia la libertad. En un trabajo que retó cada célula de mi cuerpo, cruzando varios de los momentos más duros de mi vida, cerrando círculos, haciendo la paz con la mortalidad de mis padres, escuché más atentamente a mis abuelos que cuando estuvieron vivos, morí y renací en medio de la selva en las manos de mi esposa y mi sobrina. Apareció un querido amigo que, a Karla y a mí, nos llevó a través de la selva enfrentando todo aquello a lo que un niño tiene miedo: la oscuridad de la selva, nadar en el río salvaje, las anacondas, las arañas, los sonidos de la noche, las sombras y las cuevas oscuras y estrechas. El miedo me tenía paralizado sin saber a dónde ir, pero el pacto sagrado que hice conmigo el 31 de marzo de siempre caminar hacia el miedo fue la fuerza espiritual que me llevaron a la profundidad de esa cueva. Allí conecté con una amiga muy querida que dejó claro que para salir de la cueva debía dejar a mi esposa atrás. Era momento de atravesar lo más importante de este viaje y debía hacerlo solo. En mi pacto sagrado de nuevo encontré la energía para salir de la cueva a un hermoso risco con una vista al mar infinito, el viento soplándome al oído, el olor a mar y sal, y ahí estaba ella. Un alma a la que pregunté: "¿Quién eres?" Y respondió: "¡Soy María Regina, tu hija!".
En una expansión de amor más infinita que el mar, y en un mar de lágrimas acumuladas de varios años sin llorar, me pidió que la acompañara a ver lo que tenía preparado para mí.
Me llevó a la conexión más poderosa y profunda que he tenido con mi padre. Vi el momento en que nací y cómo mi papá le daba un beso a mi mamá, con el corazón en una gigante expansión por conocer a su primer hijo. Me mostró varios recuerdos junto a mi papá: cuando llegaba y me cargaba, me daba besos, me bañaba, jugaba conmigo, me daba de comer y cuando aprendí a caminar. Con el tiempo, llegaron mis hermanos y, mientras nos abrazamos los tres, nos llevó en un hermoso viaje a nuestra infancia para mostrarnos cientos de momentos, viajes, juegos, experiencias y vivencias en las que nuestro papá había sido diferente a como yo lo recordaba.
Me abrió las puertas a una percepción totalmente diferente. Reconfiguré mis antiguos pensamientos y entendí que mi gran miedo a ser papá venía por el veneno que encontré mientras estaba perdido en algunas heridas. Al tomarlo, juzgué a mi padre, alejándome de él. Sin poder conectar, competí contra él en las partes donde creía poder ser “mejor que él”, fui muy impaciente, transformándolo en un jefe y dejando a un lado el rol más importante: el de un guía y compañero de vida.
Al finalizar, María Regina me dijo: “Tienes tanto miedo a ser papá porque has juzgado tanto a mi abuelo que creaste una expectativa irreal de lo que es ser un buen papá y no te crees capaz de poder cumplirla. Solo te descubrirás como papá viviendo tu paternidad. Mi mamá y yo ya estamos listas, te estamos esperando. ¡Te amo papá!”
Y así desapareció, dejándome con muchas dudas, con el corazón abierto y con un mensaje muy claro para tatuarme en el corazón: mi papá es mi mejor maestro porque es todo lo que quiero ser y lo que no quiero ser en una sola persona.
En ese momento, me convertí en padre de un alma que está navegando en el universo, esperando su momento para llegar a este plano. Entendí que era cuestión de tiempo y tenía que limpiar e integrar cualquier herida que tuviera dentro para poder ejercer mi paternidad sin máscaras, sin transferir mis miedos y mis deseos, empezando desde cero con una mayor consciencia y con la sabiduría del yo superior. Teniendo claro que, lo más valioso que les puedo dar es la guía para que su vida sea un camino de confianza en sí mismos y en su autenticidad.
Ahora no hay miedo, porque conectando los puntos los últimos años han sido un camino para transformar el miedo en amor. Ahora sí comienza la eterna ceremonia, la iniciación más importante, el camino de mayor aprendizaje y de mayor conciencia con la llegada de nuestra(o) gran maestra(o). Para muchos no es momento de traer un alma a esta tierra, para nosotros es momento de traer un alma que haga de esta tierra un mejor lugar.
María Regina, aunque no has llegado, ya me has dado suficiente. Gracias por tu guía y sabiduría cósmica, gracias por darme las alas del amor para ser tu papá. Te espero con el corazón abierto para vivir esta gran ceremonia de la mano.
Y si llegaste hasta aquí, gracias por leerlo y espero haberte invitado a evolucionar.
🎧 El Camino de la Mente al Corazón
Por si lo perdiste, te dejo una conversación desde el corazón con
. Esta fue una plática sin máscaras compartiendo un poco de lo que he aprendido en el camino de la mente al corazón.🚀 Crecer Juntos
Este proyecto me ha conectado con personas que no conocía, que me están aportando mucho y he encontrado nuevos puntos de vista que me han permitido seguir con la mente bien abierta (según yo).
En cada post doy mi máximo, lo hago dando el 100% de mi energía y dejando el corazón en cada palabra, si no lo hago así no podría conectar con ustedes. El crecimiento se ha dado de boca en boca. En abril éramos 100 y ahorita somos casi 1,400 sin ningún peso invertido en publicidad.
Quiero seguir conociendo personas interesantes con distintas formas de ver el mundo y por eso voy activar la función de referidos para que me ayudes a llegar a más personas que quieran usarme de espejo.
¿Cómo? Compartiendo el siguiente link con tus amigos, familia y colaboradores. Cada link que se genera es individual y va ligado a tu correo.
Los beneficios de los referidos son:
7 referidos: te regalo uno de mis libros favoritos.
15 referidos: un zoom de 45 min para conectar compartiendo sobre el libro.
25 referidos: nos vamos a comer sushi, platicar y profundizar en CDMX.
¡Muchas gracias, espero comer con muchas personas!
Que gran regalo eres! Te amamos!!!
Mike: No había tenido oportunidad de leer este momento de tranquilidad, en mi opinión de los más sensibles y emotivos que has compartido, has hablado con el corazón y con un profundo sentimiento en inspiración que te da el saber que esperas a un ser muy especial... felicidades. abrazo grande y que dios los siga llenando de bendiciones.