La Práctica - ¿Cómo te presentas a la vida?
¿Qué entiendo cuando pienso en la práctica?
La práctica es elegir.
Elijo madrugar y sentarme a escribir.
Elijo disfrutar y conectar con mi hijo sin mi celular.
Elijo renunciar a lo que no me permite subir al siguiente nivel.
Sin la práctica no se puede conquistar el siguiente nivel.
La práctica nos da progreso constante; crecemos en pequeños incrementos al asumir responsabilidad radical sobre nuestras elecciones, sin excusas ni condiciones.
La práctica es la raíz que sostiene con firmeza al propósito.
Cuanto más la repetimos, más fuertes y profundas son las raíces de nuestro propósito. La práctica es largo plazo, es interés compuesto, es ganancia constante.
James Clear lo hizo mundialmente famoso: comprometerte a ser 1% mejor todos los días te convierte en 37.78x mejor al final del año.
La práctica es, idealmente, eso a lo que me presento sin fallar y que parece que me acerca mucho menos de lo que creo, pero me enriquece mucho más de lo que me doy cuenta.
En la vida cotidiana, es esa actividad que aparentemente no tiene beneficio a corto plazo, pero que, en el momento de la verdad, cuando se presenta la oportunidad, el conocimiento adquirido hace la diferencia.
La práctica es el entrenamiento que hacemos en privado.
En silencio para y por nosotros. Sin likes ni followers. Sin la mirada exterior ni el reconocimiento de nadie. Cuanto más nos presentamos a ella, más se fortalece su músculo y su fuerza.
La práctica repetida constantemente crea confianza en el ser, porque consistentemente envío un mensaje interno que afirma que soy una persona que hace lo que dice que va a hacer. Pocas cosas elevan tanto nuestra confianza.
Esa confianza es la fuerza que sostiene el acto de coraje en el que Messi mete un penal en la final del Mundial, un DJ toca por primera vez ante más de 40,000 personas o un emprendedor negocia el exit de sus sueños.
Todos ellos llegaron ahí porque en su práctica sostenida construyeron una base inquebrantable.
La práctica hace parecer que el músico nació cantando y tocando la guitarra, el futbolista metiendo goles al ángulo o el escritor publicando un NYT Best Seller. Esa la diferencia entre la persona mediocre y aquel que conquista la maestría de las 10,000 horas.
Es el wax on, wax off de Karate Kid. Es presentarte a entrenar dos horas antes que el resto del equipo, como Kobe Bryant. Es Tony Robbins sembrando semillas de transformación en miles de personas cada año. Es sentarte a escribir aunque no tengas nada que compartir.
La práctica es hacer lo que sabes que tienes que hacer aunque tengas suficientes razones para no hacerlo.
Te haces responsable de ti mismo ante cualquier circunstancia o situación externa. Es responsabilidad incondicional.
Es un compromiso y te muestra cuánto te amas a ti mismo porque la práctica consiste en honrar tu palabra: tú contigo y tú frente a ti.
Es un camino a la mirada interior. Un contrato psicológico contigo mismo que no depende de la motivación de ningún reflector externo o premio social. Lo único que te impulsará más lejos: el autoreconocimiento.
La práctica, como lo canta mi hermano Dani Ruiz, nos recuerda que: “la verdadera disciplina se practica con placer”.
He publicado un Momento de Tranquilidad por semana desde marzo de 2023 sin fallar. Dos años es poco; aun así, esta práctica de presentarme a mi vida me hace crecer 1% en distintas áreas todos los días.
Cada día tengo más confianza en mi ser y me importa menos el qué dirán.
En cada escrito me conozco, comprendo, quiero, inspiro y reconozco 1% más. Integro la información y la transformo en conocimiento a través de mi experiencia.
Estoy presente y atento en mi vida porque elijo tener algo que compartir. Estoy atento de cómo vivo. Estoy abierto y receptivo. Observo y no estoy ausente en piloto automático mientras la vida se me escapa como arena entre los dedos.
Escribir con claridad exige pensar con claridad. Hasta que escribes, descubres si realmente piensas con claridad.
Enriquezco mi vocabulario y eso impacta en mis procesos de significación. Cuanto más amplio es nuestro lenguaje, nos comunicamos con mayor precisión y más comprendemos nuestras emociones, pensamientos y experiencias.
Mis conversaciones son cada vez más enriquecedoras, profundas y transparentes. Hay honestidad radical y evolución constante.
Mi comunicación y expresión escrita aporta mucho más valor en cada interacción de mi día a día. A mis clientes de Metrópoli les transmitimos en su idioma el valor de lo que podemos aportar, y eso nos convierte en socios de negocio que crean relaciones de valor y de largo plazo.
Es un pasaporte con acceso a personas interesantes que me comparten nuevas perspectivas y formas de ver la vida.
Me da un sentido de contribución genuino porque, al hacerlo para mí, conecta con la humanidad del otro.
Es repetición tras repetición hasta que se vuelve identidad. Si comprendo el beneficio de la repetición, transformo la carga del esfuerzo en la fuerza del entusiasmo porque tiene sentido para mí.
La práctica me ayuda a regresar cuando me distraigo y a extender el tiempo que paso en el lugar donde mi atención genera más valor.
La práctica me ha enseñado que mi vida es mi testimonio.
La práctica la hacemos por el simple hecho de hacerla, porque la forma en la que te presentas a la práctica refleja la forma en la que te presentas a la vida.
Comprométete con una práctica y ve qué tan lejos te puede llevar.
🪶🧙🏼♂️
Hace 2 años, mi gran hermano Zorro, Raúl Romero, me dijo: “no dejes está práctica”. Le agradezco profundamente ese mensaje y toda la sabiduría compartida en torno al propósito superior, el silencio, la práctica y la vida.
Sobre la práctica…
“The master in the art of living makes little distinction between his work and his play, his labor and his leisure, his mind and his body, his information and his recreation, his love and his religion. He hardly knows which is which. He simply pursues his vision of excellence at whatever he does, leaving others to decide whether he is working or playing. To him he's always doing both.”
- James A. Michener
“No eres lo que dices, si no lo que haces”
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