📚 4 minutos de tranquilidad
🐍 El canto de la selva
Después de la primera noche en la selva, en pleno ejercicio de presencia y observación, Don José –nuestro curandero durante los guías de la dieta- lanzó una pregunta que me llevó a reflexionar profundo y magnificar mi experiencia.
“Hay personas que se quejan del ruido de la selva durante la noche. A ustedes, ¿cómo les fue?”.
Son las 9.03PM del 23 de julio. Estamos en algún lugar Amazonas, perdiéndonos para encontrarnos en las partes más oscuras del alma. Este es el tercer día en espera de la noche en la selva. Empiezo a acostumbrarme a esta vida de desconexión total con el día a día: sin electricidad y sin celular. Empiezo a vivir con gozo el canto de la selva como música de fondo. Habito mi interior, y reconozco que ahora sí estoy en paz con las decisiones que me han traído a este lugar, a este momento, a esta revelación de la sabiduría y entendimiento del yo superior.
Estar en la selva se siente como regresar al origen: descubrir de dónde vengo y escribir aquí, es llegar a casa; es un viaje marcado por la constante curiosidad de descubrir qué hay dentro de nosotros para acceder a lugares desconocidos.
Me siento a escribir a la luz de mi vela. Empiezo el ritual e invoco a The Muse, que se manifiesta en la medicina de la selva: en el viento nocturno, en el canto de los pájaros, las ranas, los sapos y los insectos, quienes en armonía con el canto del río, consagran el canto de la selva misma. Este canto es el universo en su máxima expresión musical. Cambia segundo a segundo y cada día es diferente. Pienso en él como una innovación constante, sin reglas que lo limiten. Pienso en él como la manifestación más poderosa de la orquesta de la naturaleza, que a nosotros los seres humanos nos pide solo escuchar y disfrutar.
Algunas personas, como mencionó Don José, se quejarían diciendo que no pueden dormir por el “ruido” de la selva. Dicen que el ruido de los insectos es constante, los pájaros no duermen y no paran los únicos e indescriptibles sonidos de la oscuridad de estas tierras, olvidando que, el ruido muchas veces empieza en nuestro interior.
En una civilización que se ha desarrollado tan rápido, hemos olvidado de dónde venimos, no conocemos nuestros orígenes —y no nos interesa—, y hemos perdido la conexión y la unión con la naturaleza. Esa desconexión hace que el verdadero ruido provenga de nuestros pensamientos, nuestros hábitos y las decisiones que tomamos cada día, y no solo del tráfico y la ciudad. Este despreciable ruido esta en cómo ligamos nuestro valor como personas contra los likes y followers que tenemos, los bikinis de Instagram que compartimos entre amigos, en las 50 series que vemos al año en Netflix, en el chisme de la amiga a la que le pusieron el cuerno y es tema de conversación en cada sobremesa, en la comida ultra procesada, en tus playlists de Spotify con Bad Bunny; en la necesidad de que llegue el jueves para ir de antro en antro porque la vida como la conocemos está marcada por un vacío inmenso de no saber quienes somos.
No nos damos cuenta de que en estos hábitos y decisiones el auto sabotaje nos pierde, y nos llena de ruido en un gigante océano llamado desconexión interior. Y en los momentos en los que podrías estar estar tú contigo, yo conmigo, tú junto a ti, yo junto a mí, preferimos la “compañía” que en realidad nos aleja de la única presencia que nuestra alma anhela: la de ti mismo, la de mí mismo, nuestra propia compañía.
El ruido del exterior nunca será tan potente y destructor como el ruido que habita en tu interior. Como dice
“el tamaño de tu insatisfacción es directamente proporcional al tamaño de tu desconexión”. La voz interior no miente: podremos engañar al planeta entero, pero no a nosotros mismos. El ruido está en la envidia, en el enojo, en los prejuicios; el ruido construye su casa en la intolerancia, en la falta de compasión y amor propio, y en la elección constante de hacer todo por la aprobación y reconocimiento externo. El ruido está en la máscara y el disfraz de todos los días, en la negación para aceptar la realidad tal cual es, deseando que el universo se desenvuelva con base en nuestras preferencias personales, olvidando que es justamente y como su nombre lo dice, un sistema universal (y no personal).El canto de la selva vive en todos nosotros. De ahí venimos. Somos uno. Quienes estamos en esta búsqueda constante para enaltecer el alma y traer el cielo a la tierra a través de nuestra transformación, nos rendimos ante este canto para vivir en armonía con él. Este canto nos abraza de adentro hacia afuera y nos recuerda que nuestra casa no está en la playa, en el bosque, en la ciudad o en la selva; sino esta en lo que Pepe Ramos describe como “habitar en ti”.
Cuando te entregas al canto de la selva, te llenas de confianza para salir al encuentro con tu propio abismo: descubres nuevos mundos y posibilidades. Así que vuela a tu interior para escuchar tu propio canto, para seguir los ritmos de tu orquesta, para escuchar los tambores llamándote de regreso a ti. Atrévete a escuchar las voces que unen mente y corazón, y como los animales y el río, conéctate al canto de la selva. Ese que vive adentro, y que te acompaña y te guía en el camino de la mente al corazón.
⏳ Hack — Open Loops
Stephen Timoney escribe este thread sobre los Open Loops. Son cualquier cosa que se lleva nuestra atención, y nos paraliza quitándonos enfoque y energía, a pesar de no ser una prioridad y no estar en nuestro to-do list.
Los Open Loops van desde tener 50 pestañas abiertas en tu browser, libros no leídos, tareas de la casa no hechas, conversaciones pendientes, citas con el doctor, hábitos a integrar, etc. El problema es que, aunque no sean tu prioridad, empiezan a ocupar espacio mental que no te permite estar enfocado y en high performance porque con el paso de los días vas recordando que sigue pendiente. Entonces, una tarea no terminada permanece no terminada en dos lugares: en su lugar de origen y en tu mente.
La solución de Stephen T. es muy sencilla, ya la apliqué:
Poner un timer de 30 minutos y vaciar todas las tareas que tienes pendientes. Todo lo que no está completado, los proyectos a medias, las relaciones que hay que arreglar, las conversaciones pendientes, etc.
Las filtras bajo un criterio de hacer ahora, delegarlo u olvidarlo por completo.
Lo revisas una vez al mes para ver tu progreso, pero, más importante, para ir recuperando espacio mental que hoy en día es vital.
💭 Something to think about
When you look out at the mirror, you are not what you see — you are the one who sees it.
Cuando te miras al espejo, tú no eres lo que ves: tú eres quien lo ve.
- Michael Singer, “Living Untethered: Beyond the Human Predicament”