*El domingo compartiré una oportunidad transformadora relacionada a este escrito.
Dónde, qué y con quién...
Dice Naval Ravikant que las tres decisiones más importantes de la vida son: qué hacemos, dónde vivimos y con quién la compartimos.
¿Dónde vivimos?
Nadie escogió dónde ni en qué familia nacer.
Algunos llegan al mundo como parte de una tribu no contactada del Amazonas y otros nacen en la cima de un imperio. Entre esos extremos, los demás aprendemos a vivir.
No solo es geografía; es un tema energético porque el entorno nos programa.
La calidad del aire, comida, personas, deporte, naturaleza, escuelas, trabajo, ruido, tráfico y las distracciones crean la percepción de lo que vemos posible.
El lugar donde vivimos define el ritmo y la velocidad de nuestra vida. Influye en nuestras relaciones, en la paz o inseguridad con que vivimos y, sobre todo, en las oportunidades del camino.
Es diferente la intensidad de la CDMX y la pausa de Valle de Bravo.
Vivir en NY ofrece un menú de oportunidades distinto al de la capital mexicana.
Miami nos inspira a hacer ejercicio; Ixtapan de la Sal, a dejar el día pasar.
La clave es cuestionarnos:
¿El lugar donde vivo está alineado con la vida que quiero diseñar?
Esa respuesta no se puede comprar, heredar ni robar. Es íntimamente personal porque surge desde adentro.
Detente, observa y hazte presente al responder las preguntas del Zorro, Raúl Romero:
¿Para qué estoy en este momento, aquí y ahora?
¿En quién me tengo que convertir para morir en paz?
¿Qué tengo que lograr para morir completo?
Frente a la muerte solo queda lo realmente importante.
Si sabes qué vida quieres, sabrás si sigues la ruta; si no, rediseña el mapa.
El lugar donde vives reúne todas las tentaciones con las que el entorno te programó. Alejarte de ellas no es debilidad; es un acto de coraje que crea las condiciones propicias para transformarte en quien estás llamado a ser.
Mi gran hermano
— el Águila, decidió irse a vivir a Miami. Esa decisión fue crucial para limpiar su vida desde adentro y crear la historia de un nuevo futuro para su familia.¿En qué trabajamos?
La mayor parte del tiempo que se nos da se invierte aquí. Tu desarrollo profesional y tu capacidad de realizarte en lo que haces mientras lo haces son fundamentales para alcanzar la plenitud y la máxima realización de tu ser.
El trabajo devora nuestra energía física, emocional y mental. ¿Tu trabajo multiplica o drena tu energía? Si la multiplica, es porque encontraste sentido y transformaste el esfuerzo en entusiasmo.
Mi socio y yo somos la tercera generación de Metrópoli, un bróker de seguros y fianzas. Piensa en mi historia y en el gigantesco territorio de posibilidades que hay entre vender seguros, ser DJ, escribir, estudiar Semiología de la Vida Cotidiana y organizar retiros llamados El Camino de la Mente al Corazón.
Después de mi intento de secuestro, renuncié por falta de propósito y sentido. Resignificar y trascender esa experiencia me dio la perla del sentido de lo que hago. Y en ese sentido encontramos nuestro propósito: Asegurar Momentos de Tranquilidad.
Sí, no es sexy; es una industria “aburrida” y no siento una pasión ardiente con fuerza de llamado interno. Aun así, ahí nació este newsletter y me descubrí como el guardián de los valores de Momentos de Tranquilidad.
A mis 33 años tengo propósito y sentido, y eso me conecta con algo más grande que va más allá de mí.
Si aprendes a leer tus decisiones desde el sentido que tienen para ti, harás de tu vida una aventura entusiasta, escapando a la mediocridad y de la carga infinita de esfuerzos no deseados que te enferman por dentro.
No se trata de renunciar y poner en riesgo tu estabilidad económica. Cuestiónate profundamente: ¿practicas los valores de la empresa? ¿Qué versión de ti llevas al trabajo? ¿Das más de lo que recibes?
Del tamaño del compromiso será el tamaño de la oportunidad.
Momentos de Tranquilidad nació de un acto intencional de compartir y dar más de mí a quien quisiera recibirlo en la empresa, sin esperar nada a cambio ni llevar la cuenta.
En esta área, cuestiónate qué juego estás jugando y desde dónde. Juégalo por ti y para ti. Si juegas al juego del estatus, debe darte sentido a ti, porque no vaya a ser que, al final de tu vida, seas multimillonario, pero insatisfecho y vacío por dentro.
“Lo realmente importante no es qué haces, sino cuánto creces en lo que haces.”
Detente y reflexiona: ¿estás creciendo en lo que haces?
¿Con quién lo compartimos?
Ya sabemos que somos el promedio de las cinco personas con las que más nos relacionamos, pero profundicemos.
En el espejo del otro me encuentro con mi propio ser.
Si estoy atento, abierto y receptivo, cada persona me ofrece una forma diferente de experimentarme.
Todos somos susceptibles al entorno general, pero más aún a los pensamientos, creencias y valores de otras personas, incluidas aquellas que nunca conoceremos. Por ejemplo, Marco Aurelio y Séneca vivieron hace miles de años y han marcado la vida de millones de personas.
Nuestros hermanos del camino definen nuestras conversaciones, ideas, estándares, aspiraciones y hábitos. Elige personas que te elevan, que ponen frente a ti lo que tú no ves, que te retan a “querer más y querer mejor” y te impulsan a ser tú mismo.
La persona a la que admiras despierta en ti la chispa de la inspiración y, con ella, nace el entusiasmo de la transformación.
¿Estás rodeado de personas a las que genuinamente admiras?
Esas con las que la admiración fue improcesable y primero sentimos envidia antes de transformarla en inspiración.
Si tu camaradería no te impulsa a descubrir nuevos niveles de realización, no tienes hermanos del camino. Observa si en tu grupo todos se autoafirman, porque, si eso pasa, no hay progreso, solo involución.
Dentro de estas relaciones, hay un pilar con más fuerza, poder e influencia que todo el ejército de hermanos del camino: nuestra pareja.
Con esa persona decidimos crear un proyecto de vida compartido que demanda el máximo compromiso individual.
El conflicto no es yo con ella, es yo conmigo, porque únicamente me proyecta lo que no he podido trabajar en mí. Es la maestra de los espejos que, con sus fuerzas invisibles, me recuerda que, si no funciono conmigo mismo, no podré funcionar con nadie más.
Una relación diseñada para integrar perspectivas y crecer como persona. La evolución empieza en mí y termina en nosotros.
Ella con su vida y yo con la mía creamos nuestra vida.
Y “nuestra vida” tiene primaveras, veranos, otoños e inviernos, en los que cada amanecer es un voto de confianza ante la incertidumbre de nuestro futuro juntos. Si la relación está cumpliendo su propósito, vivimos en constante cambio porque significa que estamos creciendo en amor y en verdad hacia uno mismo.
Ese íntimo proceso de transformación personal implica saberla acompañar con afecto, apoyo, comprensión, placer, inspiración, conocimiento y reconocimiento mientras se descubre a sí misma.
Esta relación puede elevarnos a superar cualquier obstáculo que encontremos en el camino de quien estamos destinados a ser o desintegrarnos y hacernos miserables.
Para acompañarnos como parejas y hermanos en este gran viaje, debemos comprender que toda relación se sostiene en el arte de la comunicación.
Ahí nos reinventamos como personas, como pareja y como hermanos. La comunicación es principio y fin.
Y cierro con una reflexión que, aunque no es mía, siento que siempre supe:
“Lo más importante no es el camino ni el destino, sino quién te acompaña.”
— Alfonso Ruiz Soto
El Arte de la Comunicación
El domingo te llegará un mail, es importante que no te lo pierdas.
Es una de las recomendaciones más transformadoras que he compartido.
Sobre todo, si quieres evolucionar tu comunicación en pareja para desbloquear un nuevo nivel de realización e intimidad compartida.
Como siempre, no lo hago por dinero. Lo hago porque ya viví el beneficio y compartir es lo mio.
Recuerda: aquel que comparte está en la abundancia.
Partner a que te refieres con esto: Observa si en tu grupo todos se autoafirman, porque, si eso pasa, no hay progreso, solo involución.
Muy poderoso artículo!
Est fue una gran frase: “Del tamaño del compromiso será el tamaño de la oportunidad”