⏳ 5 minutos de tranquilidad
❌ Deja de quejarte
El domingo salí a una silenciosa caminata mañanera de 2 horas con mi pequeño maestro en busca de una idea para escribir.
Es una walking meditation; caminar abierto y consciente de lo que está pasando para entrar en estado de tranquilidad que quite las nubes de pensamientos de la mente y deje ver con claridad la idea que me pide ser escrita.
Batallo mucho con el síndrome del impostor, siempre está presente ejerciendo presión, pero también la confianza de que en cualquier momento y cuando menos lo espero recibo la semilla para regar.
Y esta vez, recordé una parte de mí de la que antes no era consciente: la queja.
Muchas veces me fijé en los puntos negros dentro del cuadro en blanco. Viví experiencias desde los barrotes de la prisión del punto negro y no desde la inmensidad gozosa del océano blanco.
Podía estar de despedida en Las Vegas con amigos, pero quejándome porque el agua de la alberca de nuestra mesa no estaba fría. En un viaje increíble en la mitad de la naturaleza, pero negociando cambio de cuarto porque la vista del cuarto que me tocó no coincide con lo que vi en internet. En una barra de sushi exquisita, pero la música no estaba al nivel de la comida.
Llegué a quejarme hasta cuando la estaba pasando a toda madre. ¿Quién quiere conectar y compartir con alguien con esa energía?
La meditación me ayudo mucho porque el silencio tiene mucho que decirnos y entendí que, si seguía así, viviría en una pelea constante con la realidad. El punto negro me acompañaría de un viaje al siguiente, de una comida a la otra, de una relación a otra, de una junta a otra, a la cama, a mis sueños y al siguiente día.
Y el Gran Misterio en el que nos tocó vivir, no toma en cuenta nuestras preferencias personales para el orden de ejecución de los hechos. Entre más nos resistimos a ellos y más nos enfocamos en el punto negro, más desgastante se siente estar vivo.
Vivimos peleados con la vida.
El desgaste de esa pelea hace de la vida una carga pesada llena de ansiedad y frustración en contra del desarrollo de la realidad. Para quitarnos ese peso de encima debemos hacer lo que los sabios nos han aconsejado aprender durante siglos: aceptar la realidad.
Cuando nos adaptamos y aceptamos la realidad tiramos la idea de que el futuro que imaginamos puede ser mejor que experimentar las infinitas posibilidades del Gran Misterio.
Si trasladamos la energía que gastamos en resistir y pelear con la vida a adaptarnos y ser flexibles con el flujo de la vida conforme va pasando, podemos resignificar todo lo que nos va pasando y recrear nuestra existencia.
Enfocarnos en el punto negro no nos permite construir, crecer, disfrutar, gozar, relacionarnos y ni siquiera vivir.
Cuando estamos junto a alguien que vive como víctima y todo en su vida es un problema, una queja y un sufrimiento constante, tarde o temprano nos hacemos a un lado porque esa energía es tóxica. No importa si es tu papá, tu mamá, tu hermano, tu mejor amigo de toda la vida, o te haces a un lado o empiezas a ver tu vida como un punto negro.
La víctima no ve un cuadro blanco con un punto negro, la víctima ve un punto negro con un fondo blanco. Van hablando y vomitando puntos negros en su casa, con sus hijos, en el gimnasio, en el trabajo, en un restaurante, con sus amigos, etc. Todo momento, persona, comentario, interacción, viaje, comida, experiencia tiene algo malo.
Cuando no paramos de quejarnos, nuestra mente hace el punto negro cada vez más grande, y perdemos toda perspectiva y capacidad de analizar el punto negro por lo que es. Pasamos del hecho en sí, al hecho en mí. Hacemos del problema una problemática. Sufrimos el problema en lugar de resolverlo y verlo como una oportunidad para desarrollar nuestra creatividad.
Las personas que se la viven quejándose y emitiendo juicios viven con en un estado de aprensión y desgaste que contamina a todos a su alrededor. Su deporte favorito es enterrarse el pica hielo cada que se acuerdan del punto negro.
Se fueron a un increíble viaje de Safari a África y cuando se reúnen con amigos que les preguntan “¿cómo les fue?” - “Increíble, pero no sabes el calor, te hacen despertarte a las 5AM para luego pasar horas sin ver un animal, la comida está regular para el costo del hotel, y llegar son como 35 horas, etc.”
Para cuando terminas de escuchar ya casi te quitaron las ganas de ir a África porque que putiza pasar tanto calor y desvelada para que los huevones de los animales no se presenten ante ti a la hora que quieres y la comida no está como en su restaurante favorito porque estas en un camp en la mitad del Serengueti.
Los que se pelean con la realidad nunca van a entender que la vida es un lienzo en blanco con muchos puntos negros o como lo dice el Dr. Alfonso Ruíz Soto en el “Curso 1 de Semiología de la Vida Cotidiana: El Conocimiento de uno mismo”:
La vida es un dálmata; son espacios en blanco con puntos negros. Los puntos negros son para resolverse no son para sufrirse.
El sufrimiento no es producto de un hecho, es producto de un significado.
Al ver la vida como un dálmata o ese lienzo blanco con muchos puntos negros comprendes que no existe la perfección. Para que haya luz tiene que haber sombra. No existe el esposo perfecto, el jefe perfecto, la empresa perfecta o la experiencia perfecta. La vida es.
Y para disfrutar la vida como es sin quejarnos y enjuiciar todo lo que sucede frente a nosotros tenemos que trabajarnos y conocernos a nosotros mismos para llegar a un nivel de conciencia que al mismo tiempo nos permita ver lo blanco y lo negro desde el balcón del observador desapegado.
Debemos crear las condiciones para que nuestra percepción del mundo y conciencia puedan madurar y finalmente decidir soltar el pica hielo.
Al hacerlo observamos y nos hacemos conscientes de gozar, disfrutar y agradecer los espacios en blanco mientras estamos navegando por uno, y de la misma forma observamos el punto negro y lo navegamos como una oportunidad para con entusiasmo resolver creativamente un problema que nos de una gran satisfacción.
Si logramos esa transformación, integramos nuestra conciencia y nuestra vida se transforma.
¿Cuántos puntos negros ves en cada momento de tu vida y cómo sería tu vida si intencionalmente voltearas a ver el espacio en blanco y decidieras navegar ese océano de posibilidades?
La próxima vez, antes de quejarte y pasarle tu mierda a alguien más, asegúrate de proponer tres soluciones distintas.
¡Gracias por regalarte unos minutos de tranquilidad! Estos escritos me llevan horas de reflexión y los comparto desde el corazón. Ayúdame compartiéndolo con alguien de tu tribu y platícame si te hizo reflexionar.
🚶🏻♂️Facundo Cabral: Levántate y anda
Mi querido Fer Villa con quien comparto consejo en Cracks Mastermind me mando este podcast del poema de “Levántate y anda” de Facundo Cabral.
Lo he tenido que escuchar en partes y repetirlo porque hay tanta sabiduría que mi mente no logra integrarla de golpe.
Date la oportunidad de escuchar esto en una caminata o en algún lugar de tu casa con los ojos cerrados, y siempre abierto y receptivo.
Algunas frases:
Aprende de todo, pero ante todo de ti mismo y te iluminarás. Estarás siempre en ascenso espiritual, intelectual y material.
Haz de tu vivir un arte porque en lo más profundo de ti está la belleza. No pidas más, vive más.
Vacíate de pasado y te llenarás de presente.
💭 Something to think about
Todo el mundo quiere que las cosas que uno disfruta duren para siempre. Hay
una pregunta muy sencilla que le hago a la gente sobre la inmortalidad;
¿Serías ser inmortal, o te morirías mañana? Hasta ahora no hay nadie que me
diga que viviría por siempre, porque saben lo complicado de la vida, porque,
aunque nos guste vivir, no nacimos para estar atados a nada, ni si quiera a
la vida misma.
LA QUEJA ALEJA
Excelente reflexión Miguel, te agradezco que nos dejes esa semilla en la mente para que dejemos de quejarnos y que aprendamos a valorar lo que la vida nos da disfrutar de la sencillez!!