⏳ 4 minutos de tranquilidad
🚶🏻♂️ Caminar para integrar
Hace un tiempo estaba perdiendo el control del desarrollo personal en mi camino. Es un camino que tiene senderos muy oscuros de los que poco hablamos y que muchos hemos vivido.
Mi necesidad de ser hiperproductivo para poder validarme me saturó la mente. A momentos, alejándome del presente por pensar en qué actividad de mayor valor podría estar haciendo en lugar de habitar con presencia la que estoy viviendo en determinado momento.
Leer 1 libro cada 10 días, escuchar un podcast interesante en el ejercicio, en trayectos o momentos de espera para no desperdiciar tiempo y videos con mensajes poderosos en Instagram. Todo enfocado en crecimiento y productividad, sin tiempo para vaciar y poder integrar.
Siempre con un checklist mental de qué más tengo que hacer o qué debería estar haciendo para evolucionar, pero si no estamos atentos los objetivos no cumplidos se convierten en un picahielos que nos clava el juez más exigente y duro de todos: el juez interno.
En un momento de reflexión y consciente de esta saturación mental, entendí que para poder saber, conocer y entender, tenía que vaciarme y liberar memoria RAM para permitir que nueva información se instale en la memoria de largo plazo y empecé a caminar para liberar, y en esa liberación llegó la aceptación.
Caminar sin podcasts, sin audiolibros, sin música, sin nada. Caminar en mi silencio para descubrir que el silencio tiene mucho que decirnos si estamos dispuestos a escucharlo.
Al caminar en silencio entendí que la vida no me da para hacer todo y que el desarrollo personal sin aceptación personal es una ilusión. Aceptarme en las pequeñas victorias que nadie ve y no solo en las grandes que los demás celebran conmigo. Aceptarme en las derrotas cuando no cumplí con mis exigentes compromisos. Aceptarme en el misterio de descubrir el propio camino con un paso hacia atrás y dos hacia adelante.
Caminar era una parte crucial de la práctica de los filósofos griegos y grandes maestros como Aristóteles. La escuela fundada por Aristóteles se llamaba Peripatética, del griego "peripatein", que significa "caminar".
Aristóteles y sus pares compartían su sabiduría y conocimiento caminando porque es una forma relajada para enseñar y aprender que estimula la mente y el cuerpo para dar acceso al pensamiento crítico y a la reflexión.
Caminar se convirtió en una práctica meditativa para bajar la velocidad, calmar y despejar la mente, y profundizar en el libro leído, la conversación escuchada, el concepto aprendido o la llegada de una nueva idea o solución a un problema. Caminar para contemplar e integrar una nueva perspectiva.
Al poco tiempo, empecé a hacer caminatas acompañadas de profundas pláticas con hermanos del camino. Caminar y compartir juntos nos abre la mente, despresuriza el estrés acumulado, fortalece nuestra relación y abre un flujo creativo de ideas que no había antes, y todo sin tecnología de por medio.
Caminar es reflexivo, es revelador para la mente, y al hacerlo conectamos los puntos que de otra forma no sería posible. Caminar despeja la mente para liberar pensamientos escondidos en la profundidad.
La caminata con un hermano del camino es un puente a una conversación abierta, receptiva y vulnerable. Compartimos las viejas historias y lecciones del camino. Abrimos las puertas del confesionario para hablar con la verdad de lo que no queremos que nadie sepa o buscamos un consejo que nos dé una perspectiva que transforme la incomodidad en comodidad.
Nos compartimos sin máscaras para conectar con la auténtica esencia del que anda a nuestro lado. Caminamos en la misma dirección hacia una mejor versión de nosotros mismos; integrándonos en lo que vamos siendo.
Las conversaciones son improvisadas y abiertas. Iniciamos con un lienzo en blanco que vamos pintando y co-creando con lo que es coherente en el momento. Respetamos y observamos el arte del otro al pintar y compartir, y en nuestro turno pintamos y compartimos lo mejor de nosotros en ese momento.
En las pausas el silencio no es incómodo, en el silencio escuchamos lo que está escondido adentro para traer un nuevo color al lienzo y una nueva idea al camino.
A veces pintamos y hablamos más, y otras observamos y escuchamos más, y al final de este fino intercambio, observamos el arte del lienzo co-creado entre los dos como resultado de permitirnos ser sin restricciones.
Háblale a un hermano del camino y salgan a caminar en el bosque, en la playa o en la ciudad, pero busquen el movimiento bajo el sol y al aire libre. Y recuerda que en la naturaleza siempre es mejor porque el bosque participa en la conversación.
Captar y mantener la atención de la gente es un gran reto. Gracias por regalarte unos minutos de tranquilidad. Ayúdame compartiéndolo con alguien de tu tribu y platícame qué piensas.
🎧 Elisa Zaga: Codependencias, adicciones, redes de apoyo y la decisión más difícil que puede tomar un padre
Elisa Zaga platica en esta intensa y reveladora conversación el camino a las adicciones, no solo desde la perspectiva del adicto, sino también desde el rol que juega la familia en la adicción.
Es fuerte, pero necesario escuchar lo destructivo que pueden llegar a ser las relaciones familiares cuando hay una codependencia entre los miembros y que pasa desapercibida pero arrasando con la salud mental y emocional de la familia.
Me quedé impactado con la brutal dinámica de codependencia que pueden tener los papás con sus hijos, siendo ellos en ocasiones el primer obstáculo en el camino de la mejora y/o recuperación del hijo.
💭 Something to think about
Anoche soñé que me vaciaba de mí y me desmaye de gloria.
- Rumi
Hola Miguel, fue una experiencia integral, la puede combinar con la introspección de la que tambien has platicado, el viaje fue e Nagoya, se los recomiendo ampliamente! ¡Fue una experiencia de integración familiar y personal!
Me uno a los agradecimientos por recordarnos la importancia de parar, vaciar e integrar en el camino del desarrollo personal. No todo es llenar casillas de un check-list interminable.